(Miércoles 28/10/2020).- En épocas del resplandor del imperio inca fueron utilizados una especie de dados con forma piramidal, los cuales funcionaban principalmente para diversión, pero también para realizar apuestas y, en un plano más religioso, para predecir el futuro y comunicarse con las huacas, que eran sitios sagrados en los que, de acuerdo con las creencias, habitaban seres divinos y espÃritus del más allá.
En el caso de los antiguos pueblos peruanos, son utilizados como un médium para entablar conversaciones con los difuntos durante sus dÃas de velorio.
Estos dados, con formas piramidales, tenÃan cuatro lados con lÃneas paralelas en cada una de sus caras. Esas lÃneas iban consecutivamente de una a cuatro, mientras que la punta tenÃa un grabado en forma de cruz, la cual tenÃa el valor máximo de cinco puntos.
En Perú, era utilizado para el juego de mesa conocido como pichca o huaryu, mientras que en algunas regiones del sur de Chile se le conocÃa como quechucague.
Esto es importante señalarlo, pues la palabra pichca significa “5†en quechua, mientras que quechu (de quechucague) es una palabra de origen mapudungun, cuyo significado también es “5â€. Se cree que los nombres fueron otorgados precisamente por los lados de los dados y la punta de cruz.
De acuerdo con estudios de cronistas y estudiosos de la cultura inca, el pichca era un juego muy practicado entre los hombres, en el que se llegaban a apostar animales y tierras fértiles, sobre todo en tiempos de cosecha.
Este juego de azar era muy popular en toda la civilización sudamericana, llegando a ser practicado desde los campesinos, hasta en las altas esperas de la sociedad, como los lÃderes de las aldeas y los señorÃos incaicos.
Existen posibilidades de que haya formado parte de las estrategias incas de control y relaciones polÃticas con otras poblaciones, gracias a que la ilusión del azar les ayudaba a ejercer un pragmatismo y los consolidaba como lÃderes de la región.
¿Cómo se juega?
A pesar de que no hay claridad en cuanto a cómo se jugaba o una exactitud sobre sus reglas, los estudios de antropólogos sugieren que el objetivo principal era arrojar el dado encima de un tablero en forma de semicÃrculo, el cual estaba dividido en dos mitades.
Cada una de estas mitades tenÃa casilleros, en los que cada jugador debÃa marcar con fichas su puntuación, por lo que el ganador de la partida era aquel que completaba todas sus casillas.
¿Se sigue jugando?
Lamentablemente la práctica de este juego de azar se fue perdiendo a través de los años, con la modernización y la cada vez más escasa práctica de actividades prehispánicas.
Sin embargo, se han hecho descubrimientos, los cuales han ayudado, junto con registros históricos, a comprender más sobre sus reglas y su significado para los incas.
Muchos ejemplares han sido encontrados en sitios arqueológicos incas, como en Machu Picchu, Huasca Tres Palos y Pachacamac, en el Perú.
En Chile también han sido descubiertas algunas piezas como en Talikuna, una aldea prehispánica en Caspana, una región de Antofagasta, al norte de Chile, en el desierto de Atacama.
La influencia de estos dados es tal que en Argentina llegaron a aparecer algunos dados en la puna de Jujuy.
Muchos de estos ejemplos se encuentran exhibidos en museos de los paÃses anteriormente visitados, pero se sigue esperando conocer más para comprender tan fascinante y enigmático juego.