Apurímac, 5 septiembre 2025.- El presidente de China, Xi Jinping, consiguió el martes último una postal inédita: reunió en Beijing a sus pares Vladimir Putin, de Rusia, y Kim Jong-un, de Corea del Norte.
El encuentro, acompañado por un desfile militar multitudinario, fue interpretado como una demostración de solidaridad entre tres países cuestionados por países de la órbita occidental, y como un intento de mostrar un frente común ante el orden mundial liderado por Estados Unidos y sus aliados.
En el marco del festejo de los 80 años del final de la guerra sino-japonesa, la misma que puso fin a la Segunda Guerra Mundial, la foto de Xi, Putin y Kim juntos en la capital china incomodó a buena parte de la comunidad internacional que desconfía de esa alianza.
Además, llega en un momento en que Washington atraviesa dificultades para sostener su red de alianzas bajo la política aislacionista de Donald Trump, quien insiste con aplicar aranceles unilateralmente para cumplir con su consigna de "Estados Unidos primero".
Tres "viejos amigos" y una agenda cargada de gestos
La jornada comenzó con la llegada de Putin al Gran Salón del Pueblo, donde mantuvo un encuentro con Xi. Más tarde, el presidente chino lo recibió en su residencia privada y lo calificó como su "viejo amigo", en un gesto que subraya la cercanía entre ambos. En paralelo, el líder ruso destacó que las relaciones bilaterales se encuentran en un "nivel sin precedentes" y remarcó que Moscú y Beijing "siempre estuvieron juntos antes, y permanecen juntos ahora".
Entre otras figuras que recibió Xi a la mañana estuvo el presidente de Mongolia, Ukhnaagiin Khurelsukh, con quien visitó el Gran Salón del Pueblo acompañado por el mandatario ruso.
Xi Jinping recibió a Vladimir Putin y al presidente de Mongolia, Ukhnaagiin Khurelsukh, a la mañana. Por la tarde recibió a Kim Jong Un.
Horas después, Kim Jong-un arribó a la capital china en su tradicional tren blindado. La prensa oficial norcoreana confirmó el viaje, destacó el recibimiento a cargo del canciller chino Wang Yi y precisó que el líder agradeció personalmente la hospitalidad de Xi. La presencia de Kim supone el segundo viaje al extranjero en seis años y el primero en el que participa de un evento multilateral junto a Xi y Putin.
El miércoles, los tres dirigentes ocuparán el centro de la escena en el desfile militar del "Día de la Victoria", que conmemora los 80 años del final de la Segunda Guerra Mundial y la derrota de Japón, al que en aquel entonces consideraban un régimen fascista.
Se espera la exhibición de armamento de última generación, un despliegue aéreo, la presencia de unos 50.000 espectadores y la suelta simbólica de más de 80.000 palomas blancas en la Plaza de Tiananmen.
El evento se produce tras semanas de preparación, con medidas de seguridad excepcionales, barreras metálicas a lo largo de la ciudad y la instalación de decoraciones florales y símbolos conmemorativos que remiten a la Gran Muralla y al aniversario 1945-2025.
Para Kim, que estrechó su alianza militar con Putin en los últimos años, este será el acontecimiento diplomático más importante de su carrera y una oportunidad para obtener un respaldo implícito a su arsenal nuclear prohibido.
Según analistas surcoreanos citados por AFP, antes de cruzar a territorio chino visitó un laboratorio de misiles en un intento de reforzar su imagen como potencia nuclear. El viaje, según la inteligencia de Corea del Sur, incluyó la presencia de su hija pequeña, Kim Ju Ae, un gesto que alimenta especulaciones sobre su futuro papel político.
Alianzas y cálculos estratégicos
Más allá de la pompa, la comunidad internacional observa de cerca si esta cumbre puede derivar en un acercamiento en materia de defensa. En junio de 2024, Rusia y Corea del Norte firmaron un pacto militar y se especula con un entendimiento similar entre Pekín y Pyongyang. La concreción de maniobras conjuntas entre los tres países podría modificar el equilibrio militar en Asia-Pacífico.
En paralelo, Xi Jinping lidera esta semana la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) en la ciudad portuaria de Tianjin. Este bloque, que agrupa a casi la mitad de la población mundial y representa el 23,5% del PBI global, es presentado por China y Rusia como una alternativa a la OTAN y a la gobernanza global encabezada por Occidente.
Durante este foro, Xi recibió al primer ministro indio, Narendra Modi, con el objetivo de recomponer las tensiones bilaterales, en un contexto en el que Washington incrementa la presión sobre Nueva Delhi por sus compras de petróleo ruso. Al mismo tiempo, Gazprom y la petrolera estatal china cerraron un acuerdo para ampliar el suministro de gas y trazaron un nuevo gasoducto con horizonte de 30 años.
Para el presidente chino, el desfile también funciona como plataforma para exponer su propuesta de un "nuevo orden global" y consolidar su liderazgo en el bloque euroasiático. Durante la cumbre de la OCS, el presidente chino denunció el "comportamiento intimidatorio" de ciertos países, en una clara alusión a Estados Unidos, mientras que Putin defendió la ofensiva en Ucrania y responsabilizó a Occidente de haber desatado el conflicto.
El trasfondo de esta demostración es una advertencia: en un momento en que Trump busca reposicionarse como mediador global y sueña con un Nobel de la Paz, el alineamiento militar y político entre China, Rusia y Corea del Norte amenaza con alterar el tablero internacional y profundizar las divisiones entre bloques.
Reacciones internacionales
Las señales de coordinación entre Moscú, Beijing y Pyongyang generaron preocupación en Occidente. El secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, descalificó la cumbre como un evento "teatral" y acusó a China e India de ser "malos actores" por sostener con sus compras de crudo la guerra en Ucrania.
Mientras tanto, se espera que los ejercicios militares trilaterales entre los tres países son "casi inevitables". Youngjun Kim, experto de la Oficina Nacional de Análisis Asiático de EE.UU., advirtió en marzo que el conflicto en Ucrania acercó a Rusia y Corea del Norte, y que hasta hace pocos años Beijing y Moscú eran parte de las sanciones internacionales contra Pyongyang, mientras que ahora podrían convertirse en sus socios militares.
La participación directa de Corea del Norte en la guerra de Ucrania ya es un hecho corroborado por el gobierno norcoreano. Anteriormente, según la inteligencia surcoreana, se especuló con que Pyongyang había enviado más de 15.000 soldados en apoyo a las fuerzas rusas, de los cuales 600 murieron en la región de Kursk.
En 2024, Putin visitó la capital norcoreana por primera vez en 24 años, en un gesto que buscó reducir la dependencia de Kim respecto de Beijing.
Fuente: Perfil