Esta inminente contradicción, esconde un claro desafÃo sobre el que debemos tomar cartas en el asunto si queremos preservar el futuro de la humanidad: cómo convertir el agua salada de los océanos en agua potable. La respuesta, todo indica, la tiene un pueblo ubicado en Kenia, cerca de la frontera con SomalÃa.
Según los datos recolectados por UNICEF y la Organización Mundial de la Salud, una de cada tres personas no tiene acceso a agua segura. Esta situación se agrava aun más si ponemos el foco en el continente africano y por ello, esta zona fue elegida para poner en funcionamiento la primera planta solar que transforma el agua salada del Océano Indico en agua potable.
Financiado por la organización sin fines de lucro Givepower, la primera planta solar en llevar a cabo el fundamental trabajo, está ubicado en Kenia, en la localidad pesquera de Kiunga. Además, ya hay planes para reproducir la experiencia en otras partes del planeta como Colombia y HaitÃ.
Las plantas desalinizadoras tradicionales consumen mucha electricidad, el proceso es costoso y únicamente pueden operar en zonas que tengan la instalación suficiente para generar y distribuir tanta energÃa.
Las “granjas de agua solarâ€, nombre con el que la ONG bautizó a la tecnologÃa, solucionan estos problemas mediante una serie de paneles solares que producen 50 kilovatios de energÃa, baterÃas Tesla de alto rendimiento para almacenarla y dos bombas que funcionan las 24 horas del dÃa.
El sistema puede generar agua potable para 35.000 personas todos los dÃas. Además, de acuerdo a GivePower, la calidad es mejor que la de un planta desalinizadora tradicional y sin tener un impacto ambiental negativo para nuestro planeta.
Antes, la única fuente disponible de agua, que tenÃan los habitantes de Kiunga, provenÃa de pozo, en el mismo cauce utilizado por animales para bañarse, y por lo tanto con contaminantes y parásitos que pueden causar enfermedades como la Escherichia coli e incluso la muerte.
Además, antes de la implementación de esta tecnologÃa, estaban obligados a beber, bañarse y lavar sus pertenencias con ese agua sucia y salina. “VeÃas a chicos en el interior de la comunidad con cicatrices en su estómago o en sus rodillas por la cantidad de sal dentro de las heridas. Estaban envenenado a sus propias familias con el aguaâ€, sentenció Hayes Barnard, presidente de GivePower.
Según diversas predicciones, de aquà a cinco años, la mitad de la población mundial vivirá en zonas con escasez de agua. Por ello, la reutilización de las aguas residuales para recuperar nutrientes o energÃa se está convirtiendo en una estrategia central, como asà también la potabilización del mar.
Fuente: Cultura Filosófica