(Martes 20/09/2022).- Hace algunos años a los niños se les entregaba un teléfono celular para juegos y a los adolescentes por seguridad y para que pudieran comunicarse con sus padres. Pero en estos tiempos la telefonÃa es lo que menos interés les despierta entre los dispositivos actuales, donde la atención pasa por cámaras capaces de tomar fotografÃas y grabar audios y videos en alta definición, además de un abanico de redes sociales para compartir contenido sin muchas restricciones ni control.
Suena virtuoso todo lo que ofrece un smartphone, pero hay un peligro latente. Si a la fórmula hormonal de los menores se le suma la falta de control sobre el uso y el tiempo que pasan utilizando el celular, el resultado es más riesgoso del que se podrÃa imaginar.
La cifra de niñas, niños y adolescentes, entre 5 y 17 años, que se conectan a Internet a través de sus smartphones ha crecido sustancialmente en Perú: pasó de 43% en 2018, a 75% en 2022.
Sin embargo, el aumento del acceso a este servicio ha generado situaciones de riesgo de “Explotación Sexual de Niñas, Niños y Adolescentes†(ESNNA) en lÃnea.
Asà lo evidencian las investigaciones de CHS Alternativo, ECPAT Internacional y la alianza We Protect, que fueron expuestas durante el Webinar “Internet y explotación sexual en tiempos de pandemia: riesgos y vulnerabilidades de las niñas, niños y adolescentesâ€.
Expuestos a los riesgos
Los hallazgos son alarmantes. La investigación “Percepciones de la Explotación Sexual de Niñas, Niños y Adolescentes (ESNNA) en lÃneaâ€, realizada por CHS Alternativo, revela que, por la pandemia, siete de cada 10 menores aumentaron el uso de Internet a más de cinco veces por semana y una abrumadora mayorÃa de 93% de madres y padres encuestados considera que sus hijas e hijos están más expuestos a los riesgos de Internet.
Para un 77%, su principal preocupación es la adicción a los videojuegos, seguido de la adicción a Internet (71%), el acoso sexual en lÃnea (70%) y la trata de personas (69%), entre otros.
Ricardo Valdés, director ejecutivo de CHS Alternativo, comentó que estudios previos de la organización pudieron determinar que “redes sociales y videojuegos se han convertido en un espacio de posible captación y donde las personas explotadoras han sabido burlar los filtros de seguridad de las plataformas de redes sociales a causa de los términos locales de cada paÃs y ciudadâ€.
Asimismo, añadió que la responsabilidad de las empresas proveedoras de servicios no queda exenta de esta problemática, pues la investigación reportó que ocho de cada 10 madres y padres refirió que no se les ofreció filtros parentales, y dentro de los pocos que recibieron la oferta, el 24% fueron hombres frente al 12% de mujeres.
“Es decir que estas son las últimas que acceden a menos filtros de protecciónâ€, indicó.
DesconfÃan y no denuncian
Otro dato inquietante de la investigación es la poca confianza de las personas sobre dónde denunciar. El 50% de las madres y padres expresó que denunciarÃa la ESNNA en lÃnea en la comisarÃa, una cifra que ha disminuido respecto a años anteriores.
Al respecto, Valdés destacó el amplio desconocimiento de la ciudadanÃa sobre la existencia de una unidad de la PolicÃa que se especializa en delitos informáticos. “Solo un 3% denunciarÃa en esta unidad y otro 3% en la FiscalÃa. Y solo un 1% acudirÃa a las lÃneas del Estado. Esto es algo en lo que se tiene que trabajarâ€, aseveró.
Además, en el webinar se presentó el informe global “Abuso y explotación sexual de niñas, niños y adolescentes en lÃnea: perspectivas de sobrevivientesâ€, realizado en diversos paÃses por ECPAT Internacional y la alianza We Protect, en el cual participó CHS Alternativo.
El estudio, que recoge las voces y experiencias de las y los sobrevivientes de ESNNA en el espacio digital, tiene el objetivo de establecer cómo se está dando la explotación sexual de niñas, niño y adolescentes y cómo el Estado atiende esos casos.
No culpar a los niños
ECPAT Internacional es una red de 122 organizaciones de la sociedad civil que está presente en 104 paÃses y de la cual CHS Alternativo es miembro. Su director ejecutivo, Guillaume Landry, señaló que, tras la investigación, existe la urgencia de cambiar el enfoque de cómo se está generando la evidencia de la problemática de ESNNA a nivel global.
“Ninguna niña o niño va a consensuar su explotación. Pero hay un momento en que les echamos la culpa respecto a las decisiones que toman en redes sociales. Es importante no culpar a los niños cuando toman decisiones incorrectas. La responsabilidad es de las personas adultas, desde el Estado hasta la sociedadâ€, dijo.
Landry también agregó la necesidad de promover una legislación para que las empresas puedan filtrar, seguir y detectar los materiales relacionados con la explotación sexual en lÃnea. “No nos oponemos a la privacidad, es importante para los derechos de las niñas y niños, pero también lo es proteger su intimidad en los espacios virtualesâ€, sostuvo.
Estigma y vergüenza
Por su parte, Luis Enrique Aguilar, director de PolÃticas y Estrategias de CHS Alternativo, hizo énfasis en el caso peruano y refirió que el estudio visibilizó las debilidades en el acceso a la justicia, pues cerca del 80% de las y los trabajadores que atendieron vÃctimas y que participaron en la investigación expresaron un nivel de insatisfacción respecto a los servicios médicos y legales del Estado.
La investigación reveló que en el 60% de casos las vÃctimas no denunciaron a causa del estigma y vergüenza que experimentaron, el 41% de ellas tuvo temor del cómo se recibirÃa socialmente su denuncia una vez divulgada y en un 40% se desanimó por la falta de confianza en poder obtener ayuda.
El Webinar “Internet y explotación sexual en tiempos de pandemia: riesgos y vulnerabilidades de las niñas, niños y adolescentes†fue presentado por Andrea Querol, presidenta de CHS Alternativo, quien refirió que, aunque la tecnologÃa es un aliado del desarrollo, también expone a las niñas, niños y adolescentes a múltiples riesgos que deben ser prevenidos mejorando la legislación, la inversión y el acceso a la justicia.
Bullying y riesgos psicológicos
Ni adultos ni niños podemos predecir el comportamiento ajeno, y mucho menos saber si el receptor reenviará —por ejemplo un contenido sexual—o el archivo por la razón que sea: enojo, venganza, porque se quebró el vÃnculo o simplemente porque la obtuvo para difundirla.
Tampoco podemos controlar cuán atentos y prolijos son los demás con la seguridad de sus dispositivos.
Cualquiera sea el caso, el peligro es que la imagen—de un adulto o un menor—puede distribuirse alrededor del mundo al ritmo de un virus, y permanecer en el entorno digital hasta el infinito.
El efecto de esas consecuencias es difÃcil —por no decir imposible—de controlar por la ilimitada permanencia del material en la red y la posibilidad que tiene terceros ajenos al intercambio de acceder a él.
Las circunstancias son bien distintas cuando la vÃctima es un adolescente o un niño. En el escenario menos desalentador, el hecho desencadenará una cascada de bullying por parte de algunos de sus compañeros de colegio y actividades extracurriculares, sin contar con el hostigamiento por redes sociales. Los riesgos psicológicos que eso acarrea son de los más graves.
Fuente: La República