Apurímac, 23 octubre 2025.- En la comunidad de Yomibato, ubicada en el corazón del Parque Nacional del Manu, un hecho estremecedor volvió a revelar la precariedad del sistema de salud en las zonas más apartadas del país.
Un licenciado en enfermería, sin la presencia de un médico y sin los insumos necesarios, se vio obligado a realizar un legrado de emergencia a una paciente con un bebé sin vida en el vientre. La escena, registrada en imágenes, muestra la desesperación de un profesional que actúa con lo que tiene para salvar una vida.
Desde el despacho del congresista Eduardo Salhuana Cavides se gestionó de inmediato la evacuación aérea de la paciente. El Ejército Peruano, bajo la coordinación del general Víctor Cotrina Pérez, autorizó el desplazamiento de un helicóptero desde Ayacucho y se había asegurado una cama en el Hospital Regional del Cusco.
Sin embargo, el mal tiempo impidió el vuelo, y las horas de espera agotaron toda esperanza. Fue entonces cuando el profesional decidió intervenir, enfrentando una realidad que refleja el abandono del Estado hacia sus pueblos originarios.
Yomibato, el dolor del abandono y ausencia de liderazgo
Yomibato, como muchas comunidades nativas de difícil acceso, ha sido históricamente marginada. Su población reducida y lejanía se han convertido en pretextos para no mejorar su puesto de salud ni enviar más personal. Pero la vida humana no debería medirse por estadísticas ni densidad poblacional.
Ante esta tragedia surgen preguntas que incomodan: ¿Dónde están los líderes de las organizaciones indígenas que aseguran representar a estas comunidades? ¿Dónde están la FENAMAD, AIDESEP y otras entidades que viajan a foros internacionales proclamando la defensa del territorio amazónico?
Mientras esas voces se preparan para participar en la COP 30 en Belém do Pará, Brasil, hablando de resiliencia y transición verde, las madres en el Manu siguen alumbrando sin médicos y los enfermeros curan con fe más que con insumos.
Las agendas internacionales —como la WOP o los lineamientos del Foro de São Paulo— suenan bien en los documentos, pero no llegan a las trochas donde la gente sigue muriendo en el olvido.
La desconexión entre discurso y territorio también se refleja en la política nacional. Las luchas de poder se repiten sin fin, y las crisis se libran sobre las vidas de quienes menos voz tienen.
Piden presencia del Estado
Parece que muchos han olvidado que no se puede representar un territorio al que ya no se regresa, ni hablar del bosque cuando se camina más por aeropuertos que por trochas.
Yomibato hoy grita lo que muchos prefieren callar: El verdadero liderazgo no se ejerce desde los micrófonos del extranjero, sino desde la presencia y la solidaridad en el territorio.
El caso de esta mujer y del profesional que actuó con valentía debería recordarnos que, mientras la Amazonía siga siendo solo un discurso bonito para los foros y no una prioridad real para la acción, seguiremos contando historias que duelen, que avergüenzan y que nos recuerdan cuánto hemos dejado de escuchar.
Fuente: La República