Apurímac, 12 agosto 2025.- El Partido Popular Cristiano (PPC), Unidad y Paz, y Peruanos Unidos: ¡Somos Libres! buscan posicionarse como una alternativa política para las elecciones de 2026 al formar la Alianza Unidad Nacional, con el general en retiro Roberto Chiabra como candidato presidencial y Javier Bedoya en la primera vicepresidencia. Sin embargo, detrás del discurso de unidad y renovación, aún hay dudas sobre la coincidencia ideológica y fracturas internas.
El anuncio de la alianza ha llamado la atención no solo por el perfil de su candidato, sino también por las fricciones que se han hecho públicas. Fernando Cillóniz, dirigente del PPC, reconoció que en conversaciones internas hubo momentos de tensión. “Estoy dispuesto a ir a una alianza, pero yo soy el candidato”, habría dicho Chiabra en una reunión, lo que evidenció las disputas por el liderazgo y las listas.
Mientras tanto, las tres agrupaciones políticas que integran Unidad Nacional se definen como defensoras de los valores sociales, pero cada organización tiene su propia historia.
El PPC, con una trayectoria vinculada al cristianismo, busca recuperar protagonismo; Unidad y Paz, de reciente creación, enfocados en la seguridad ciudadana y el orden interno; mientras que Peruanos Unidos: ¡Somos Libres! se presenta como un partido que busca la participación de todos los ciudadanos.
Renán Galindo, vicepresidente de Peruanos Unidos, asegura que la alianza establece mecanismos claros para evitar imposiciones internas. “No hay ninguna posibilidad de imposición porque se ha planteado un acuerdo previo. Los tres partidos se ponen de acuerdo para la distribución de las candidaturas. Por ejemplo, el número 1 para Unidad y Paz, el 2 para el PPC y el 3 para Peruanos Unidos, y así se seleccionan los mejores cuadros técnicos”, explica Galindo.
En cuanto a la construcción de una agenda común, Galindo rechaza la lógica de encasillarse en etiquetas ideológicas.
“En el caso de Peruanos Unidos creemos que es muy negativo encasillar en una ideología de izquierda o derecha, eso nos ha hecho mucho daño. Por ejemplo, si planteamos que las Fuerzas Armadas sean quienes administren las cárceles, ¿en qué nos convierte eso? Nuestras medidas deben estar destinadas a solucionar los problemas de la gente y no encasillarnos en una ideología. Obviamente, compartimos objetivos comunes como en materia de seguridad, inversión privada y un Estado social”, señala.
La figura de Roberto Chiabra
Chiabra, congresista actual, fue crítico de las políticas de seguridad de distintos gobiernos y propuso medidas como un mayor protagonismo de las Fuerzas Armadas en el control interno. Estas posturas, para algunos, podrían responder a un enfoque de “mano dura” necesario ante el avance de la criminalidad. Sin embargo, para otros podría representar un riesgo de militarización de la seguridad pública.
Sin embargo, en su historial político, Chiabra también protagonizó situaciones controversiales. Por ejemplo, en el Congreso presentó un polémico proyecto, que llegó incluso a ser retirado, este proponía que el Congreso, y no la Junta Nacional de Justicia (JNJ), tenga la facultad de destituir a jueces y fiscales supremos. La propuesta fue catalogada como autoritaria y contraria a la institucionalidad, motivo por el cual la bancada de Alianza para el Progreso decidió retirarla. Además, su cercanía con sectores conservadores ha generado inquietudes entre votantes más progresistas.
Renán Galindo justifica el apoyo de su partido al general. “Consideramos que es un buen líder, hemos visto que es una alternativa para el país y que encarna la firmeza en las decisiones. Sobre todo en situaciones difíciles, es importante generar confianza en la población y ser firmes en la decisión. Y nosotros también lo tenemos, pero construir una candidatura en tan poco tiempo siendo un partido nuevo nos iba a llevar más tiempo. Hemos visto que coyunturalmente el general Chiabra cumple los requisitos que consideramos que necesita el país”, menciona.
El reto de poner en orden tres agendas
Ahora, si bien la alianza plantea un frente en común, el verdadero desafío será lograr que PPC, Unidad y Paz y Peruanos Unidos actúen como un solo bloque y no como tres partidos con intereses particulares y sus propias demandas.
Galindo insiste en que habrá una coordinación permanente y un respeto estricto por los acuerdos previos. Sin embargo, la experiencia de alianzas anteriores, como la de PPK con partidos pequeños en 2016 o las coaliciones de inicios de los 2000, muestra que las fracturas suelen aparecer al momento de lograr un poco de poder.
En tanto, Unidad Nacional busca proyectarse como una opción con visión de gobierno. Aunque el pasado y peso de sus principales figuras y las diferencias que puedan surgir en su interior podrían marcar la percepción de la ciudadanía con miras al 2026.
Fuente: La República