Apurímac, 05 octubre 2025.- El racismo en el Perú no es solo un problema social y ético: constituye un grave factor de riesgo para la salud mental de millones de ciudadanos. Así lo evidencian recientes alertas del Ministerio de Salud (Minsa) y del Instituto Nacional de Salud Mental “Honorio Delgado – Hideyo Noguchi” (INSM “HD-HN”), que advierten cómo la discriminación racial, étnica y lingüística impacta de manera directa en el bienestar psicológico de la población.
Según la I Encuesta Nacional sobre Diversidad Cultural y Discriminación del Ministerio de Cultura, el 53 % de los peruanos señala el color de piel como la principal causa de discriminación. Este dato se mantiene vigente: un estudio del Instituto de Estudios Peruanos (IEP) en 2023 reveló que el 56 % considera el racismo un problema “muy grave” en el país. Solo en 2024 se registraron cerca de 300 denuncias de discriminación étnico-racial, confirmando una tendencia creciente.
La evidencia científica es contundente. El INSM “HD-HN” señala que la discriminación actúa como un estresor permanente que genera un estado de hipervigilancia en las personas, propiciando ansiedad, depresión y, en casos severos, cuadros similares al Trastorno de Estrés Post-Traumático (TEPT).
“Ser víctima de discriminación racial es una fuente de estrés agudo y crónico. Esta exposición repetida se traduce en lo que denominamos ‘trauma racial’, una herida psicológica que mina la autoestima y el sentido de pertenencia”, explicó la médica psiquiatra Vanessa Herrera López, directora ejecutiva de la DEIDAE de Salud Colectiva del INSM “HD-HN”.
Este impacto no solo erosiona la salud emocional, sino que también se refleja en cifras mayores: el Minsa estima que cerca de cinco millones de peruanos viven con algún trastorno mental, principalmente depresión y ansiedad. Estudios del INEI muestran además que regiones con alta población quechua y aimara hablante, como Puno (20,6 %), Cusco (17, 6%) y Apurímac (16,1 %), presentan mayor prevalencia de síntomas depresivos, lo que revela un vínculo entre exclusión estructural y deterioro del bienestar emocional.
El racismo no solo enferma, también dificulta la recuperación. La Encuesta Nacional de Derechos Humanos (ENARES 2018) reportó que el 12 % de la población ha sido discriminada en centros de salud, lo que desalienta la búsqueda de ayuda y agrava los cuadros clínicos. A esto se suman desigualdades históricas en acceso a educación, empleo e ingresos que perpetúan el círculo de vulnerabilidad.
Frente a este escenario, los especialistas y organismos internacionales coinciden: la lucha contra la discriminación es también una medida de prevención en salud pública. La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que el estigma y el racismo constituyen barreras críticas para acceder a atención oportuna, mientras que el INSM “HD-HN” llama a implementar políticas intersectoriales que reconozcan la magnitud del daño y ofrezcan servicios culturalmente sensibles.
“Erradicar el racismo no es solo un imperativo moral, sino una inversión directa en la salud mental de la nación”, subrayó Herrera. Promover la dignidad, el respeto a la diversidad étnica y el orgullo por nuestra identidad son, hoy más que nunca, los antídotos urgentes contra una crisis silenciosa que afecta a millones de peruanos.
El Minsa y el INSM “HD-HN” recuerdan a la ciudadanía que está disponible la Línea 113, opción 5, un servicio gratuito y confidencial de consejería en salud mental las 24 horas del día. Asimismo, invocan a acudir al Centro de Salud Mental Comunitario más cercano en caso de necesitar atención especializada.