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Los aranceles de Trump ponen en bandeja la victoria de China en el pujante sudeste asiático

El secretario de Estado de EEUU, Marco Rubio, y el ministro de Exteriores chino, Wang Yi, durante su encuentro en el marco de la cumbre de la ASEAN, este viernes en Kuala Lumpur.

Los aranceles de Trump ponen en bandeja la victoria de China en el pujante sudeste asiático

Apurímac 18/07/2025.- Fue un elemental gesto de cortesía del anfitrión que no identificara al invitado. "El comercio está siendo utilizado como arma", "las herramientas que antes servían para generar riqueza ahora se usan para presionar, aislar y contener"... No tuvo que aclarar el primer ministro malasio, Anwar Ibrahim, de quién hablaba en la inauguración cumbre de la ASEAN, la organización que agrupa a 10 países del sudeste asiático. 

También esta semana acudieron a Kuala Lumpur los gerifaltes diplomáticos de China y Estados Unidos para cortejar a una de las zonas más deseadas en su pugna global, por su apogeo económico y su ubicación.

A Marco Rubio, secretario de Estado, le había saboteado la misión días atrás su jefe, Donald Trump, anunciando otra salva de aranceles a la región si no cierran un acuerdo en tres semanas. Había llegado Rubio con su habitual compromiso férreo con la región frente a la amenaza china pero han confirmado los presentes que los aranceles monopolizaron las actas durante los tres días. Hubo llamamientos para juntarse, pero no contra China sino contra Estados Unidos. "No es una tormenta pasajera", previno el líder malasio.

Cunde el desánimo en la región. Es de nuevo la más castigada por los aranceles porque pretende Trump frenar las inversiones de Pekín e interrumpir el caudal de mercancías que llegan a Estados Unidos a través de terceros países. Todos los esfuerzos por aplacar su ira han sido en vano. Sirve de ejemplo Malasia. Tras 25 extenuantes rondas de negociaciones desde aquel "día de la liberación" y dolorosas concesiones, recibió esta semana aranceles del 25%, incluso un punto por encima de los anteriores. 

Solo Vietnam ha conseguido cerrar un acuerdo con Trump tras darle vía libre a su familia para que levante un megalómano proyecto de 1.000 hectáreas con campos de golf, hoteles y residencias de lujo con olímpico desprecio de todas las regulaciones y plazos.

Más distancia con Washington

La estrategia estadounidense parece descabellada. La mayoría de países de la región ya tienen a China como su propio socio comercial y los aranceles aún les distanciarán más de Washington. Pekín, además, ha prometido castigar a los que acuerden cláusulas que la perjudiquen y no le escasean recursos para hacerlo. La economía de muchos países de la región descansa en las exportaciones, carecen de fuerza para negociar con Trump y dependen de su misericordia.

Wang Yi, ministro de Exteriores chino y curtido en mil batallas, no habrá jugado a menudo en campos tan favorables. Sólo hubo de presentar a su país como el socio fiable y comprometido con la región y prestar su hombro. "Estados Unidos abusa de sus tarifas, destrozando el sistema de libre comercio e interrumpiendo la estabilidad de las cadenas de suministro", le dijo al ministro tailandés. 

"Son un intento de privar a los países de su legítimo derecho al desarrollo", compartió con el viceprimer ministro camboyano, Prak Sokhonn. "Carecen de ética" unos aranceles del 35% a "uno de los países menos desarrollados del mundo", le confió a su homólogo bangladesí.

Fue este el primer viaje oficial de Rubio a Asia tras seis meses en el cargo que le han llevado por medio mundo. Su compromiso con el continente, que pregona férreo, volvió a quedar en entredicho cuando la semana pasada canceló a última hora su visita a Japón y Corea del Sur, aliados de Estados Unidos y también damnificados por su política comercial, para verse en Washington con Binyamín Netanyahu, primer ministro israelí. 

La batalla, incluso sin aranceles de por medio, ya parecía desequilibrada: en una esquina el "rookie" Rubio; en la otra Wang, con muchas cumbres de la ASEAN a sus espaldas. 

El diplomático chino se ha propuesto para mediar en el conflicto fronterizo entre Camboya y Tailandia; esa oferta hubiera sonado inverosímil de Washington. Es la misma brecha de experiencia que separa a los equipos chinos y estadounidenses en las negociaciones comerciales bilaterales y que explica por sí sola los resultados.

Tratado contra armas nucleares

China ha aprovechado el viento de cola para la adelantar faena atrasada. Ha firmado el tratado de la ASEAN contra las armas nucleares en la región. Pretende la organización que ese acuerdo, firmado en 1997, sea corroborado por las cinco potencias nucleares reconocidas. Incluso se especula con la firma del Código de Conducta (COC, por sus siglas inglesas) tras décadas de frustrantes negociaciones. 

Su propósito es rebajar las tensiones en una zona con numerosos pleitos territoriales y, más en concreto, embridar el matonismo chino en el mar. Lo ha impulsado Pekín como prueba de que la región puede resolver sus problemas sin la interferencia de terceros, básicamente Estados Unidos, pero las diferentes percepciones de la amenaza y divergentes intereses nacionales lo han impedido. Sería un triunfo diplomático histórico para China.

La necesidad de un COC para ordenar el vecindario subraya las reticencias de muchos gobiernos al auge de China y su necesario equilibrio con Estados Unidos. En esa vieja batalla por ganar influencia en la zona, vigente desde que Obama ordenó "el giro a Asia", Estados Unidos se ha pegado un tiro en el pie. No suena muy creíble ofrecer la cooperación en la región mientras la fríes a aranceles.

Fuente: El Periódico 

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