Apurímac 4/11/2024.- El Ministerio de Cultura declaró como Patrimonio Cultural de la Nación a la costumbre conocida como “Kurku Hayli” o “Chaka Faina” de la comunidad campesina de Vito, distrito de Juan Espinoza Medrano, provincia de Antabamba, en Apurímac, por ser una manifestación cultural que constituye una forma de organización tradicional, como un ente colectivo y de expresión.
Asimismo, es considerada una concepción de la naturaleza circundante y de la relación del ser humano con esta, y además una tradición de gran antigüedad, que refuerza los vínculos comunales y familiares.
La comunidad campesina de Vito en el distrito de Juan Espinoza Medrano, está ubicada en una accidentada geografía que condiciona la existencia de un gran número de puentes menores para los ríos que cruzan el territorio, originalmente construidos con troncos o rollizos de madera.
Actualmente, el puente de Qeweñachaka es el que ha mantenido su construcción tradicional de madera, y es renovado periódicamente en la faena festiva de tala y traslado de troncos, conocida tradicionalmente como “Kurku Haily”, de gran importancia en el calendario festivo de la comunidad de Vito, cuyo día central es el 15 de setiembre.
La realización de esta faena corre a cargo de los varayuq o envarados, quienes actúan como representantes de la población local ante el gobierno distrital, similar a los tenientes gobernadores. Ellos asumen a lo largo del ciclo festivo local, la preparación de los altares para las festividades religiosas más importantes del calendario local y para la yunsa o cortamonte para carnavales; así como la organización de la costumbre del “Kurku Hayli” o “Chaka Faina”.
“Kurku Hayli” es planificada a lo largo del año, donde el varayuq y sus familiares han de reunir fondos suficientes para conseguir la comida y bebida a ser expendidas entre los participantes y presentes; desde autoridades hasta invitados, y de convocar a todos los miembros de la comunidad, incluso a residentes fuera de las fronteras de la región o incluso del país.
El 14 de setiembre, los envarados o varayuq, reúnen a autoridades, familiares, amigos y vecinos de la comunidad de Vito con invitación de aguardiente y chicha para distribuir por grupos las labores de tala de los árboles asignados en ese mismo día y de su traslado el día siguiente. Al finalizar, esta organización, el envarado hace una oración a Dios solicitando que la faena se realice sin incidentes.
El 15 de setiembre, día central de la costumbre, los envarados o varayuq, convocan a toda la población de Vito para realizar una ceremonia de pago o tinka a la Pachamama y a los apus más importantes: los cerros Calvario y Apusayhua.
La madre del envarado entrega a este, una lliklla o manto elaborado por ella misma, en señal de máximo cariño y respeto, para cargar las hojas de coca que serán entregadas en los rituales que se sucederán a lo largo de la faena. Tras llegar al lugar donde están emplazados los troncos, se hace un segundo pago dirigido a los apus.
Mientras los grupos de varones llevan vestimenta adecuada a la faena de traslado del tronco, las mujeres en cambio, van portando sombreros de colores vivos y su vestimenta tradicional, compuesta por una blusa banca, polleras multicolores listadas con motivos bordados, chumpi o faja tejida. Destacan los sombreros adornados con lazos tejidos, lliklla o manto con motivos tradicionales alusivos a la flora de la región y sobre ella un mantón.
La música tradicional que acompaña a esta faena está interpretada por un conjunto de quenas, entre cuatro o cinco, y por una serie de cantos de gran antigüedad que son entonados por las mujeres, parte de las cuales van marcando el compás batiendo tinyas, y por un cantor como personaje con mayor experiencia en esta expresión.
El 16 de setiembre, estando el tronco todavía en la plaza principal de Vito, se convoca a una reunión en la que se celebra el resultado de la faena, procediendo al traslado de algunos troncos para la restauración del puente Qeweñachaka. Concluida esta, en la tarde se convoca a una reunión en la plaza del pueblo; los conjuntos conocidos como patrullas hacen en la plaza una representación jocosa de la faena.
La importancia de esta costumbre radica, además, en la anticipación de los preparativos, en la música y el canto asociados, así como en los rituales para solicitar permiso al Dios cristiano y a los Apus locales, y en la entrega solemne de la llilclla al varayuq o envarado, que confirma los vínculos fundamentales del poblador de Vito con su sociedad y familia.