Apurímac, 5 diciembre 2025.- La sombra de una posible intervención militar de Estados Unidos sobre Venezuela cada vez se extiende más por toda Latinoamérica. El ultimátum de Donald Trump a Nicolás Maduro para que abandonara el país antes del 28 de noviembre sugiere que Washington está dispuesto a ir hasta el final con sus intenciones de derrocar el régimen.
La administración estadounidense ya está prescindiendo de su campaña contra el narco para justificar la presión a Caracas y ha ampliado su intervencionismo a otros países para aislar aún más a Maduro.
Donald Trump advirtió este martes que cualquier país que produzca y trafique droga con destino a EEUU "está sujeto a ataques", al sugerir que también podría incluir a Colombia en las operaciones terrestres con las que amenaza a Venezuela.
"He oído que Colombia, el país de Colombia, produce cocaína. Tienen plantas de fabricación, ¿de acuerdo?. Y luego nos venden cocaína. Pero sí, cualquiera que haga eso y la venda a nuestro país está sujeto a ataques, no necesariamente solo Venezuela", dijo Trump a la prensa, informa EFE.
El mandatario estadounidense reiteró que los ataques contra los cárteles de la droga dentro del territorio venezolano comenzarán "muy pronto". "En tierra es mucho más fácil. Conocemos las rutas que toman. Lo sabemos todo sobre ellos. Sabemos dónde viven los malos", dijo.
Trump está desplegando sin pudor la doctrina del patio trasero al impulsar gobiernos de derechas y favorables a sus intereses en la región. Algo que, de paso, también aísla aún más al régimen de Maduro en su pulso con Washington.
Sin ningún temor a contradecir su propia lucha contra el narco, Trump indultó el fin de semana pasado al expresidente hondureño, Juan Orlando Hernández. Orlando, que justo este martes ha sido puesto en libertad, había sido condenado el año pasado por Estados Unidos a 45 años de prisión por narcotráfico.
El indulto evidenciaba cómo la supuesta campaña contra el narco no es más que una tapadera para intervenir en Venezuela y otros países de la región que no se alinean con EEUU. Además de que coincidía con las elecciones a la presidencia de Honduras y daba alas a los candidatos derechistas, Salvador Nasralla y Nasry Tito Asfura.
El miércoles, Trump ya daba su apoyo a Asfura esperando sumar Honduras a su bloque de aliados latinoamericanos junto a Javier Milei en Argentina, Nayib Bukele en El Salvador, Daniel Noboa en Ecuador, Santiago Peña en Paraguay y Rodrigo Paz, el nuevo presidente de Bolivia que ganó en las urnas el pasado octubre.
Asfura es conocido por su posicionamiento contrario a Venezuela y Cuba, así como a la influencia de China. Trump no solo pidió el voto para Asfura, sino que amenazó a Honduras con cortar la ayuda estadounidense si su elegido no resulta ganador. El recuento ha quedado congelado después de que los últimos sondeos mostraran cómo el favorito de Trump encabezaba el conteo por un estrecho margen.
"Si él [Asfura] no gana, Estados Unidos no va a gastar dinero", escribió el viernes en su plataforma Truth Social. El presidente estadounidense repetía las amenazas que hizo durante las recientes elecciones legislativas de Argentina. Trump usó el rescate millonario del peso argentino para presionar a favor del partido de Milei, en medio de los escándalos de corrupción del presidente argentino y las anteriores derrotas electorales en provincias clave.
El intervencionismo de Trump se suma a que los gobiernos de izquierda que quedan en Latinoamérica han enfriado su relación con Caracas. Tanto Lula da Silva (Brasil) como Gustavo Petro (Colombia) se han distanciado del heredero de Hugo Chávez, que murió en 2013. La relación con el dirigente colombiano nunca ha sido fácil con Maduro, pese a que fue uno de los primeros en levantar la voz contra los ataques a las embarcaciones en el Caribe.
La semana pasada, Petro defendió en la CNN que Maduro no tiene ninguna vinculación con el narcotráfico –algo de lo que lo acusa Trump y que ya lo ha catalogado como "narcoterrorista"– pero reconocía que el problema del presidente venezolano es "la falta de democracia y diálogo".
La legitimidad de Maduro quedó en entredicho después de que su victoria electoral fuera declarada por el Consejo Nacional Electoral (órgano controlado por el gobierno de Maduro) y la no publicación de las actas electorales. Ya en su momento, la administración del expresidente Joe Biden reconoció al candidato de la oposición, Edmundo González, como el ganador de esos comicios.
Incluso Cuba, que siempre ha sido el gran enemigo de Estados Unidos y ha respaldado el chavismo, empezó a marcar distancias ante una posible intervención militar de Washington. El ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez, dijo a la CNN a finales de septiembre que Cuba "apoya plena y completamente" al gobierno de Venezuela.
Pero cuando se le preguntó si Cuba respondería a un ataque de Estados Unidos contra ese país, el canciller evitó responder directamente: "Es un escenario hipotético. Cuando me informe de que ha tenido lugar una intervención militar de Estados Unidos, se lo comunicaré".
Cuba, que sufre una gran crisis económica, no está en las condiciones para dar apoyo militar y no quiere verse arrastrada a un eventual conflicto armado contra Washington. Ninguno de los gobiernos de izquierdas de la región quieren ser salpicados por las tensiones entre EEUU y Venezuela.
Fuente: Público
