Apurímac 22/04/2025.- La presencia de minería ilegal en el interior de las áreas naturales protegidas (ANP) empezó en 2010. Cinco años después, el Servicio Nacional de Áreas Protegidas por el Estado (Sernanp) hizo una primera evaluación de estas áreas afectadas y determinó que en por lo menos 14 de ellas, o sus zonas de amortiguamiento, había presencia de mineros ilegales.
Nueve de esas 14 se ubican en la Amazonía, donde predomina la minería ilegal aluvial, una de las más destructivas y contaminantes. La más afectada en territorio amazónico es la Reserva Nacional Tambopata (Madre de Dios), donde se han instalado más de mil mineros ilegales en campamentos temporales y destruyen el patrimonio natural.
Las pérdidas en muchos casos son irrecuperables; los esfuerzos del Estado para combatirla son insuficientes, según el Programa de Conservación de la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA). Bajo amenaza están aguajales, pantanos y bosques ribereños y montanos, así como especies de animales en peligro de extinción.
Según el informe “Fiscalización ambiental a la pequeña minería y minería artesanal. Índice de cumplimiento de los gobiernos regionales” del Organismo Especializado en Fiscalización Ambiental (OEFA), el Gobierno Regional de Madre de Dios cumplió con identificar las zonas de minería ilegal, pero no identificó los casos de minería ilegal, no comunicó al Ministerio Público, ni solicitó acciones de interdicción.
Líneas de Nasca y Huascarán
Pasa lo mismo, según el Ministerio de Cultura (Mincul), con la reserva arqueológica de las líneas y geoglifos de Nasca, una de las áreas protegidas amenazadas por la actividad ilegal. Esta zona protegida tiene un área total de 5.633 kilómetros cuadrados y abarca toda la provincia de Nasca y de Palpa (Ica), así como parte de la provincia de Lucanas (Ayacucho).
En la zona de amortiguamiento hay mineros ilegales, lo que amenaza los cientos de figuras zoomorfas, fitomorfas y geométricas que aparecen trazadas sobre la superficie terrestre.
Los mineros se ubican principalmente en la denominada poligonal de Nasca. Al respecto, Celso Cajachagua, dirigente de la Federación Nacional de Pequeños Productores Mineros del Perú (Fenamarpe), no negó que hagan actividades en una zona prohibida, pero dijo que es necesario poner límites geográficos reales a las zonas declaradas intangibles para que los mineros se formalicen.
No muy lejos de Las Líneas de Nasca, en el distrito de Marcará, provincia de Carhuaz, en Áncash, la extracción de minerales en forma ilegal amenaza el Parque Nacional Huascarán. Pone en peligro a la cadena de nevados y reserva de agua dulce más importantes del país.
Se calcula que, entre 200 y 300 mineros ilegales, con vínculos directos con la comunidad campesina de Vicos, se han establecido dentro de la reserva natural. Aunque hubo acciones de interdicción, no se sabe la magnitud del daño que están ocasionando.
Al sur, en Puno, la contaminación de las cuencas de los ríos Ramis, Coata e Ilave también contamina la Reserva Nacional Titicaca. Una investigación de la Universidad de Barcelona de 2014 determinó que el agua del lago contiene un alto nivel de plomo que no es apto para el consumo humano y que las consecuencias por consumir residuos de metales pesados son enfermedades como anemia, problemas intestinales, osteoporosis, problemas mentales y más.
Al respecto, David Pineda Macedo, biólogo especializado en medio ambiente, dijo a Radio Pachamama que la situación de los ríos en Puno ha empeorado debido a la minería ilegal, que sigue causando la muerte de plantas, peces y otras especies.
Mientras tanto, en el Parque Nacional Ichigkat Muja - Cordillera del Cóndor, en Amazonas, se ha registrado el ingreso de mineros ilegales a su zona de amortiguamiento. No son campamentos estables, sino que los mineros se mueven de una zona a otra.
Turismo afectado
Uno de los daños colaterales de la minería ilegal en las áreas naturales protegidas es el perjuicio al turismo. Según cifras oficiales, el turismo en las ANP contribuye con cerca de 800 millones de dólares a la economía y genera más de 36.000 empleos directos en negocios locales.
Esta actividad, al no cumplir con ninguna exigencia administrativa, técnica, social o ambiental, opera en espacios prohibidos o zonas intangibles y deteriora el ecosistema que es el atractivo para miles de turistas que aman la naturaleza. Lo que atrae a los visitantes extranjeros es la biodiversidad y la cultura de los pueblos que habitan en estas áreas. Si eso se pierde, decaerá el turismo.