(Viernes 30/06/2023).- La directora de la aldea infantil Virgen del Rosario de Abancay, Sandra Rivas Medina, manifestó que las dos niñas atendidas por intoxicación en el hospital Guillermo DÃaz de la Vega, atravesaban un cuadro depresivo y de ansiedad por lo que recibÃan tratamiento.Â
Rivas indicó desconocer cómo obtuvieron las pastillas que pusieron en riesgo sus propias vidas tras consumir una sobredosis del barbitúrico, precisando que investigará lo sucedido.
Comentó que una de las menores intentó quitarse la vida hasta en tres oportunidades infligiéndose heridas en los brazos. En una ocasión dejó una carta escrita donde expresaba que no soportaba permanecer un dÃa más en el albergue.Â
La funcionaria manifestó que eran vigiladas y estaban en tratamiento mientras esperaban que la Unidad de Protección Especializada (UPE) del Ministerio de la Mujer las evalúe y de esa manera puedan reencontrarse con sus seres queridos, sin embargo, no tuvieron respuesta oportuna.
Ambas se encuentran internadas en la aldea infantil por disposición de los juzgados de Familia del distrito de Mariano Melgar, en Arequipa y de Abancay por proceder de hogares disfuncionales, incluso la madre de una de ellas, ha estado en prisión durante varios años. Â
Indicó pese a lo sucedido, las niñas de 12 y 15 años de edad evolucionaron favorablemente tras ser sometidas a lavados gastrÃcos por lo que su alta se dará en las próximas horas.Â
ALDEA INFANTIL
La aldea Virgen del Rosario de Abancay cuya administración está a cargo del Gobierno Regional de ApurÃmac fue construida para albergar a 60 niños menores de 18 años, sin embargo, actualmente viven 75 en sus instalaciones.
A raÃz de lo sucedido, Sandra Rivas, solicitó el apoyo del Ministerio de la Mujer para contar con más psicólogos y personal asistencial toda vez que no cuentan con el presupuesto necesario.Â
Mostró documentos donde solicita en forma reiterativa ampliación presupuestal para atender las demandas básicas de la aldea, sin embargo, hasta la fecha no son atendidos por la Gerencia de Desarrollo Social (Por: Paul Pilco Dorregaray)