(Domingo 29/05/2022).- En los años 40, una mujer se dedicó a barrer metro a metro las lÃneas de Nazca, el conjunto de geoglifos que ocupa una extensión de 50 kilómetros cuadrados en el desierto del sur de Perú y cuya longitud total alcanza unos 1.300 kilómetros. Gastó tantas escobas que, según ella misma contaba, entre la población local circularon rumores de que era una bruja.
A la alemana Maria Reiche conocida como la Dama de las LÃneas, le debemos la conservación de aquel precioso y enigmático legado milenario, Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Pero Reiche hizo mucho más que preservar los geoglifos: gracias a su formación en ciencias, desarrolló la primera teorÃa sobre su posible propósito como calendario astronómico, una hipótesis debatida todavÃa hoy.
La amplia formación universitaria que Reiche (15 de mayo de 1903 – 8 de junio de 1998) recibió en su Dresde natal, junto con los cinco idiomas que dominaba, la habrÃan cualificado sobradamente para ejercer una carrera académica. Sin embargo, no corrÃan tiempos fáciles para las mujeres y solo conseguÃa empleos temporales. Tampoco corrÃan tiempos fáciles para Alemania, mientras se incubaba el ascenso de Adolf Hitler al poder. Asà las cosas, en 1932 dio un giro radical a su vida: tras responder a un anuncio en el periódico que solicitaba una institutriz para los hijos del cónsul alemán en Cuzco, emigró a Perú, que serÃa su nueva patria.
En 1939, mientras trabajaba como profesora en Lima, supo que el historiador estadounidense Paul Kosok estudiaba unos extraños dibujos en el suelo de la pampa de Nazca, tan colosales que solo podÃan apreciarse sobrevolando la región. Al año siguiente Reiche se convirtió en la ayudante de Kosok, y con él exploró desde el aire los dibujos geométricos y de animales que formaban las lÃneas de Nazca.
El historiador pronto apreció que aquellos surcos no eran lo bastante profundos para haber servido como sistemas de riego, que eran el principal objeto de sus investigaciones. Pese a ello, durante años Kosok y Reiche estudiaron extensamente el conjunto. Cuando en 1949 Kosok abandonó Perú, Reiche continuó trabajando en el que se habÃa convertido en el propósito de su vida.
CONSERVADORA Y GUARDIANA DE LAS LÃNEAS
Desde su humilde chamizo en la propia pampa, se erigió como conservadora y guardiana de las lÃneas. La razón para todas aquellas escobas fue retirar la gravilla oscura que con el paso de los siglos habÃa rellenado los geoglifos, creados simplemente retirando la capa superior de guijarros enrojecidos por el óxido de hierro para revelar el sustrato más claro de arcilla y cal, como ha confirmado un estudio reciente.
Reiche protegió el conjunto no solo de los efectos de la intemperie, sino también de los intrusos que llegaban sobre todo por la carretera panamericana, construida a través de los geoglifos. Su empeño consiguió que el gobierno de Perú restringiera el acceso a la zona y construyera una torre de observación junto a la carretera para facilitar la visión de las lÃneas sin invadirlas.
Gracias al esfuerzo de Reiche, las lÃneas de Nazca se convirtieron en un enclave de fama mundial, investigado desde entonces por numerosos expertos. Los estudios de datación, realizados gracias al hallazgo de estacas de madera en algunos puntos, revelaron que se labraron hace unos 2.000 años, entre el 500 a. C. y el 500 d. C.
Contrariamente al mito de que habrÃa sido imposible crear los geoglifos sin ayuda aérea, lo que se asoció con la idea pseudocientÃfica de los antiguos astronautas, en 1983 el investigador escéptico Joe Nickell demostró que un pequeño grupo de personas pudo crear el conjunto fácilmente con la tecnologÃa y las herramientas de agrimensura disponibles entonces para los nazcas.
UN CALENDARIO ASTRONÓMICO
Pero la mayor incógnita sobre los geoglifos es el propósito para el que se crearon. Desde el inicio de sus estudios, Kosok y Reiche observaron que algunas lÃneas convergÃan hacia la salida del sol en el solsticio de invierno del hemisferio sur. Posteriormente, Reiche encontró también una alineación con el solsticio de verano y propuso que algunas figuras se correspondÃan con formas de constelaciones; por ejemplo, vio similitud entre el dibujo del mono y la Osa Mayor.
A raÃz de estas observaciones, Reiche propuso que los geoglifos servÃan como calendario astronómico, apuntando hacia la salida de distintos astros en fechas concretas; algo que a su vez marcarÃa los momentos importantes del año para la agricultura.
Sumado a esto, Reiche añadÃa un fin ceremonial: el gran tamaño de las figuras servirÃa para que los dioses las observaran y enviaran agua desde el cielo. Otros expertos como el arqueoastrónomo Anthony Aveni alegan que la teorÃa del observatorio astronómico no cuenta con suficientes pruebas. “Solo tienen que ver con el aguaâ€, resume a OpenMind.
Según la periodista de ciencia Viola Zetzsche, autora de la biografÃa de Reiche Bilderbuch der Wüste: Maria Reiche und die Bodenzeichnungen von Nasca (Mitteldeutscher Verlag, 2005), “los dibujos y el trapecio eran lugares de reunión ritualesâ€, señala a OpenMind. “Los clanes y las familias se reunÃan allÃ. Para celebrar a sus dioses en las festividades, los nazcas ofrecÃan sacrificios como la cerveza de maÃzâ€.
Pese a todo, apunta Zetzsche, no se descarta que las lÃneas tal vez pudieran marcar ciertas efemérides astronómicas. “La aparición de Venus en el cielo estrellado, por ejemplo, era muy importante para los nazcasâ€.
De hecho, aún hoy la hipótesis de Reiche continúa recibiendo apoyos. La fÃsica Amelia Carolina Sparavigna, del Politécnico de TurÃn (Italia), ha encontrado ciertas alineaciones con estrellas particularmente brillantes, como Alkaid y Alioth (ambas en la Osa Mayor), Vega o Fomalhaut. Asimismo, ha confirmado alineaciones con solsticios empleando software actual e imágenes de satélite. “Maria Reiche estaba en lo cierto, según los casos que he estudiadoâ€, dice a OpenMind.
Qué buscaban los nazcas con aquellas grandiosas figuras, tal vez nunca lleguemos a saberlo con total certeza. Pero sin la mujer que en su ancianidad continuaba ahuyentando a los intrusos en su silla de ruedas, quizá ni siquiera tendrÃamos una de las más gigantescas incógnitas de la historia de la humanidad.
Fuente: OpenMind