Apurímac 15/11/2024.- El Kremlin está aprovechando el paréntesis entre la victoria de Donald Trump en las elecciones del 5 de noviembre y su investidura el 20 de enero para tomar más ventaja militar sobre el ejército ucraniano de cara a unas eventuales negociaciones propiciadas por el nuevo presidente electo de Estados Unidos. Sin embargo, tal y como están las cosas, la viabilidad de un armisticio parece una quimera.
Rusia, que ha manifestado su confianza en que Trump dé ese paso tantas veces reiterado de poner fin a la guerra, quiere reforzar su peso en unas negociaciones redoblando su ofensiva en el este de Ucrania, lanzando una oleada de misiles norcoreanos y drones iraníes contra Kiev este miércoles, por primera vez en varios meses, y avanzando en nuevos frentes, como el de la región de Zaporiyia, dividida entre las fuerzas rusas y ucranianas.
Trump prometió en diversas ocasiones finiquitar la guerra de Ucrania en 24 horas, o al menos a la participación estadounidense en la misma, y ahora Moscú y los aliados de Washington en la OTAN y la Unión Europea esperan un paso al respecto. Rusia con la expectativa de que tal decisión le permita conservar la quinta parte de Ucrania que se ha anexionado y los europeos inquietos ante la perspectiva de quedarse solos en el apoyo militar a Ucrania.
La OTAN previene contra un nuevo eje del mal liderado por Rusia y China
De momento, el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, reafirmó su compromiso con Ucrania para que siga recibiendo toda "la fuerza de la alianza transatlántica" a largo plazo y de forma prioritaria. Rutte utilizó el fantasma de un nuevo eje del mal formado por Rusia, China, Irán y Corea del Norte para instar a Trump a mantener el apoyo con dinero y armas a Ucrania.
"Rusia se está acercando cada vez más a sus aliados Irán, Corea del Norte y China" y "no sólo está amenazando a Europa, sino también a la región del Indo-Pacífico y América del Norte", aseveró Rutte el martes, antes de reunirse en París con el presidente francés, Emmanuel Macron.
El secretario general de la OTAN lanzó un guante de desafío también a Pekín. Según Rutte, China está contribuyendo a la guerra con su apoyo a la economía de Rusia y, en concreto, a su industria de defensa.
La conspiración ruso-asiática
Hace una semana, tras conocerse la victoria de Trump en las elecciones estadounidenses, Rutte insistió en dibujar ese nuevo eje del mal plasmado en la presencia de tropas norcoreanas peleando contra Ucrania junto a los soldados rusos en la región rusa de Kursk, atacada por los ucranianos.
"Ahora que (efectivos) norcoreanos están desplegados en Rusia, vemos que cada vez más Corea del Norte, Irán, China y, por supuesto, Rusia, están colaborando, trabajando juntos contra Ucrania", aseveró Rutte.
Para empeorar la situación, este miércoles, el líder norcoreano, Kim Jong-un, rubricó el nuevo tratado de asociación estratégica con Rusia. Con esta ratificación, se pone en marcha un pacto defensivo con Moscú que contempla la asistencia militar mutua en caso de agresión exterior a una de las partes. El despacho de más de 10.000 soldados de Corea del Norte al frente ucraniano es su primer paso.
Según indicó un portavoz ucraniano, una fuerza combinada de 50.000 soldados rusos y norcoreanos están participando ya en la ofensiva de Kursk contra los miles de efectivos de Ucrania que se mantienen atrincherados en el sur de esa región rusa desde agosto pasado.
Maniobras lideradas por EEUU en el mar de China
Japón, Corea del Sur y EEUU pusieron en marcha este mismo miércoles unas maniobras militares en el Mar de China Oriental en respuesta al pacto ruso-norcoreano y con el objetivo de "demostrar la firme voluntad" de esos países para "promover la interoperabilidad y proteger la libertad para la paz y la estabilidad del Indopacífico, incluida la península de Corea".
Japón y Corea del Sur se han convertido en los puntales de la estrategia de EEUU en Asia-Pacífico y son contemplados por la OTAN como avanzadillas de los intereses occidentales ante China, tal y como quedó de manifiesto en las tres últimas cumbres de la Alianza Atlántica, en Madrid, Vilna y Washington.
El secretario general de la OTAN manifestó su preocupación por la casi seguridad de que el régimen de Pyongyang esté recibiendo financiación rusa para impulsar la fabricación de misiles, muchos de ellos utilizados contra el ejército ucraniano.
El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, este miércoles mostró su preocupación en Bruselas por la posibilidad de que Rusia también esté ayudando a Corea del Norte a fortalecer su capacidad nuclear.
Rutte completó su condena del nuevo eje del mal, reencarnación de aquel que a principios de los años 2000 justificó las invasiones lideradas por EEUU de Afganistán e Irak, con la denuncia de Irán como suministrador de drones al ejército ruso combatiente en Ucrania. Rutte acusó a Teherán y Moscú de desestabilizar Oriente Próximo y financiar el terrorismo.
No se quedó atrás el presidente francés en su apuesta sin tapujos por la guerra para derrotar a Rusia. Según Macron, la prioridad es que Ucrania permanezca "fuerte". Y en un mensaje sin duda dirigido a Trump como promotor de la idea de parar la guerra cuanto antes, Macron advirtió de que "nada se puede decidir sobre Ucrania sin los ucranianos, ni sobre Europa sin los europeos".
Macron es uno de los líderes europeos que apuestan por autorizar al ejército ucraniano para que dispare los misiles de largo alcance donados por Occidente contra blancos en territorio ruso. Una posibilidad que de momento veta EEUU y rechaza también Alemania (segundo donante de armas a Ucrania) ante el altísimo riesgo de que Rusia considere ese paso como una declaración de guerra de facto por parte de la OTAN.
Este miércoles mismo, el Kremlin amenazó con desatar una respuesta "inmediata y destructiva" si se usan esos misiles contra Rusia. La portavoz del Ministerio ruso de Exteriores, María Zajárova, afirmó que esa autorización equivaldría a la "implicación de los países de la OTAN en un conflicto directo con Rusia".
La postura actual de la OTAN está dividida. Sobre los misiles de largo alcance, aunque Rutte señala que debe ser cada país occidental el que decida sobre dar o no permiso a Kiev para que los use contra suelo ruso, sin embargo, subraya que sería legal hacerlo si esos objetivos suponen una amenaza para Ucrania.
Tanto Francia como Reino Unido han suministrado a Ucrania ese tipo de misiles, en concreto los Scalp y los Storm Shadow, respectivamente, pero dependen de la tecnología estadounidense y Washington se opone a dar el visto bueno para su uso contra territorio ruso, al igual que sus propios sistemas de misiles ATACMS.
Por eso tanto Macron, como el primer ministro británico, Keir Starmer, insistieron esta semana para que el aún presidente estadounidense, Joe Biden, entregue a Ucrania el mayor número posible de armas y dé las órdenes más favorables en apoyo de Kiev antes de que Trump asuma su presidencia el próximo 20 de enero.
Entre esas órdenes que esperan de Biden está el permiso para utilizar los misiles de largo alcance.
"No podemos contentarnos con que Ucrania siga luchando. Debemos hacer que (Vladimir) Putin y sus amigos autoritarios que le facilitan el trabajo paguen un precio mayor, ofreciendo a Ucrania el apoyo que necesita para cambiar la trayectoria del conflicto", dijo Rutte en una declaración conjunta con Macron, en la que también se subrayó la necesidad de aumentar los gastos militares europeos para sostener la guerra de Ucrania y reforzar la defensa común.
El presidente francés apostó por levantar el "pilar europeo de la seguridad transatlántica", pues, "durante demasiado tiempo, Europa ha evitado hacerse cargo de su propia seguridad". Y esa necesidad de asumir el coste militar de la defensa de Europa "es también lo que espera, con razón, la Administración estadounidense de los europeos dentro de la Alianza", agregó Macron. Rutte alabó, en este sentido, que Francia haya decidido dedicar más del 2% de su PIB de 2024 al gasto de defensa.
Dinero social para armar a Ucrania e impulsar el gasto militar europeo
La confianza que ponen los países europeos de la OTAN en que una decidida ayuda financiera y militar podría dar la vuelta al conflicto de Ucrania y acabar con la ventaja rusa se podría materializar con cambios en los presupuestos de la UE a fin de disparar el gasto militar y armamentístico en el viejo continente a costa de la Europa social.
Según publicó esta semana el diario Financial Times citando a funcionarios comunitarios, la Comisión Europea prevé dedicar un tercio del presupuesto de la política de cohesión de la UE para el periodo 2021-2027, estimado en 392.000 millones de euros, a aumentar el gasto militar de la UE, fabricar armamento y sufragar los suministros a Ucrania.
El Fondo de Cohesión está destinado a reducir la desigualdad económica dentro de la UE, en concreto en las regiones europeas menos favorecidas. Se utiliza, por ejemplo, para promover el crecimiento, el empleo y la cohesión social.
Si se lleva a cabo este plan, por la incertidumbre que la llegada de Trump al poder produce en Bruselas, se habrá dado un paso de gigante en la conversión de la Unión Europea en una "unión de la defensa", como defiende la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, recién reelegida en su cargo y partidaria acérrima de derrotar a Rusia a cualquier coste.
Fuente: Público