(Sábado 12/12/2020).- El erotismo estaba presente en todas las partes, en todos los actos, en todos los momentos de la vida, una mirada, un tocamiento de piel, la penetración de los cuerpos, el embarazo y el parto, vemos como el varón sufre los dolores de la parturienta y se acuesta a su lado para compartir el alumbramiento, todo esto se encuentra muy bien representado en la cerámica moche.
En la cultura inca, lo masculino y lo femenino representan fuerzas indisolubles, cuya complementariedad hacÃa posible la constitución del orden universal.
El Estado inca interviene directamente en todos los aspectos de la vida de sus habitantes. La unión conyugal estaba regulada por el Estado. Legisló hasta el máximo detalle todos los aspectos del matrimonio. Este matrimonio nunca tuvo una motivación religiosa, sino solamente administrativa.
Normalmente cada año se acudÃa a la plaza principal de cada capital de provincia y se formaban dos filas, una de hombres y otra de mujeres. La posición de cada uno de ellos estaba marcada por su status social. Era el monarca inca o en su lugar su el representante provincial, quien emparejaba a los miembros de ambos sexos y los casaba.
En el mundo inca existÃa el matrimonio “servinacuyâ€. que era el matrimonio a prueba. La pareja convivÃa durante un tiempo y si este era positivo confirmaban la unión. En este periodo se practicaba el sexo sin ninguna cortapisa e incluso se podÃa tener hijos. Si el servinacuy acababa con ruptura, estos hijos eran aceptados y se iban con su madre de regreso a su hogar materno.
Uno de los aspectos más llamativos es que se podÃan celebrar uniones matrimoniales entre parientes, pero esto sólo era un privilegio de la nobleza inca. Estos convivÃan con sus hermanas con la finalidad de preservar los privilegios de la noble estirpe.
El servinacuy fue duramente reprimido por la iglesia española como se demuestra en el catecismo que redactó el jesuita Pablo Joseph de Arriaga, por orden del Concilio Provincial de Lima en 1582. También en los Sinodales del Arzobispo de 1613.
La nobleza podÃa ser polÃgama, sin embargo la monogamia era mayoritaria pues resultaba muy caro poder mantener varias mujeres al mismo tiempo.
En las ordenanzas VIII y IX del Virrey de Toledo diceâ€â€¦ Por cuanto hay costumbre entre los indios casi generalmente, no casarse sin primero haberse conocido, tratado o conversado algún tiempo y hecho vida maridable entre sÃ… Ordeno y mando que se procure, asà por los sacerdotes, corregidores, caciques y alcaldes persuadir y quitar a dichos indios esa costumbre tan nociva y perniciosa… El indio cristiano que tuviese acceso con india infiel o estuviese amancebado con ella, por la primera vez, que lo trasquilen y den cien azotes; y por segunda lo remitan preso con la información del Corregidor, para que se lo castigue conforme a derecho…â€
“También se prohÃbe al inca tener a su lado a su hermana, ni cuña, ni tÃa, ni primera hermana, ni manceba de su padre, siendo las tales de menos de cincuenta años abajo… que ninguna india moza, ni viuda sirva ni de beber a su hermano, ni cuñado, ni tÃo, ni primo, siendo de cincuenta para abajo… so pena de los cien azotes y trasquila y que sirvan dos años en los hospitalesâ€.
A la familia campesina no se le permitÃa cambiar de residencia, ni cambiar los colores y las formas de su atuendo que representaban su clase social, por lo que se permitÃa reconocer su origen y siempre se casaban con gente de su mismo status. Aquà el ascenso en la escala social no existÃa.
La residencia del nuevo matrimonio eran casas o runas que eran construidas por sus parientes, quienes también aportaban el ajuar. Los incas no tienen muebles, se comÃa en el suelo y la cama era un lecho hecho con piel de llama. Todo se guardaba en cestos y tinajas, en una especie de nichos que habÃa en las paredes. Su menaje eran recipientes de alfarerÃa, ollas negras adornadas con dibujos, platos, cucharas de madera…
Las mujeres viudas y con hijos guardaban la abstinencia y no se volvÃan a casar, mientras que los viudos intentaban volverse a casar rápidamente. En la sociedad inca el hombre era considerado superior a la mujer, 9sirva el ejemplo de que la mujer no podÃa comer en el mismo cazo que el marido, mientras que sà se permitÃa que lo pudieran hacer animales. A pesar de esto, el papel de la mujer era muy importante, pues cuidaba de la casa, hijos, incluso trabajaba en los campos y recogÃa las cosechas.
La edad en que la mujer inca tenÃa su primer hijo rondaba los dieciocho años. Las relaciones sexuales entre los jóvenes estaba bien visto. El que la chica fuera demandada era sÃmbolo de atracción, le daba prestigio social y le era más fácil tener pretendientes. En este tipo de relaciones era habitual que ella quedara embarazada, con lo cual demostraba que era fértil y su valor aumentaba.
Debemos saber que la virginidad no tenÃa ningún valor en el mundo inca y tampoco ser files a la pareja, porque tenÃan hijos con distintas mujeres, tanto ellos como ellas, era otra forma de organización social, algo que hoy en dÃa por la diferente manera de estar organizados socialmente y con leyes mundiales, ya se considera obsoleto, leyes y costumbres del pasado que no se aceptan.
Cuando la mujer queda embarazada se realizaban unos rituales con el objetivo de que tuviera un buen embarazo. En su proceso de embarazo seguÃa son su vida normal. Si presentaba dificultades el embarazo enseguida intervenÃa el hechicero que ponÃa sobre su tripa una especie de pasta curativa formada principalmente por el maÃz, pero este maÃz debÃa ser masticado previamente por mujeres jóvenes vÃrgenes.
Como he dicho anteriormente, la embarazada seguÃa trabajando normalmente y parÃa allà donde se encontrara, cortaba el cordón umbilical del bebe con un trozo de cerámica o con las uñas. Posteriormente, se lavaba ella y el bebe, pero sin sumergir al recién nacido, bebÃa agua en su boca y rociaba posteriormente al bebe.
La vida cotidiana de la mujer inca era muy monótona. En los primeros dÃas del nacimiento del bebe el padre permanecÃa junto a su mujer y el niño descansaba en una cuna de la cual no se le saca ni para comer.
8Las mujeres mientras criaban a sus hijos se abstenÃan de tener relaciones sexuales porque consideraban que era malo para la leche del niño. Se acababa el destete cuando cumplÃa los dos años.
A partir de los siete años se producÃa la división sexual del trabajo, si era niño la educación le correspondÃa a su padre y si era niña lo hacÃa la madre. Si eran de clase social baja no acudÃan a las escuelas, pero sà lo hacÃan las clases privilegiadas que eran educados en las escuelas de Cuzco, donde incluso recibÃan educación sexual.
La instrucción de las clases humildes, se limitaba a los conocimientos más elementales.
Las niñas de clase privilegiada tenÃan dos opciones, la primera permanecer junto a la madre donde se les enseñaban las tareas propias de la mujer, o la segunda opción, que era entrar en casas escogidas donde aprendÃan como maestras expertas y pasaban al rango de VÃrgenes del Sol.
Cuando se llega a la pubertad significa iniciar el camino hacia el matrimonio y el formar una familia. Cuando la chica llega a la pubertad, con la primera menstruación se celebraba una ceremonia donde la joven guardaba ayuno durante dos dÃas, toma un poco de maÃz crudo el tercer dÃa, se lava el cuarto dÃa y recibe sus vestidos nuevos y se trenza los cabellos.
Desde ese momento se dedica a las labores domésticas hasta que cumpla los dieciocho años que era el 7momento del matrimonio en la cultura inca. Si la chica era bella se llevaba a la capital del Estado o a la de la provincia y de esta forma podrÃa convertirse en mujer de un alto funcionario o concubina del Sapa Inca. Normalmente la chica inca permanecÃa en su ayllu o pueblo.
La prostitución en el mundo inca existÃa y era tratados con gran desprecio por los hombres. Las mujeres no hablaban con ellas pues si lo hacÃan podÃan ser rapadas en público. Si las prostitutas estaban casadas eran repudiadas por sus maridos. Las prostitutas recibÃan el nombre de pampayruna.
Si seguimos las descripción que hace Blas Valero o la de Garcilaso Inca de la Vega, cuando hablan de las prostitutas dicen “Se permitÃa que en semejantes juntas de borracheras y bebidas viniesen las mujeres rameras o solteras que no fuesen vÃrgenes ni viudas, o las mancebas o mujeres legÃtimas de cada uno, y en casas o escondrijos, que por allà habÃa muchos, cometiesen fornicaciones y torpezas, porque cesasen los incestos, los adulterios y estrupos y nefandosâ€.
Garcilaso describe asà la vida de los pampayruna “VivÃan en los campos, en unas malas chozas, cada una de por sà y no juntas: No podÃan entrar en los pueblos porque no comunicasen con otras mujeres. Llámenles pampayruna, nombre que significa la morada y el oficio, porque es compuesto de pampa que es la plaza del campo llano y runa, que es singular quiere decir persona hombre o mujer, en plural quiere decir gente.
Juntas ambas dicciones, si las toma en la significación del campo, pampayruna, quiere decir, gente que vive en el campo, esto es por su mal oficio; y si los toman en la significación de plaza, quiere decir, persona o mujer de plaza, dando a entender que, con plaza pública y está dispuesta para recibir a cuantos quieran ir a ella, asà lo están ellas y son públicas para todo el mundo. En suma quiere decir, mujer públicaâ€.
La homosexualidad
Dentro del mundo inca la homosexualidad era practicada con frecuencia, asà nos lo relata Pedro Cieza de León o el padre MartÃn de Murúa que dice “… y en estrotos, por los tener el demonio más presos en las cadenas de su perdición se tiene ciertamente que en los oráculos y adoratorios donde se daban las respuestas hacia entender que convenÃa para el servicio suyo que algunos mozos desde su niñez estuviesen en los templos, para que a tiempo y cuando se hiciesen sacrificios y fiestas solemnes, los señores y otros principales usasen con ellos el maldito pecado de la sodomÃa.
Y para que entiendan lo que esto leyeron como aun se guardaban entre algunos esta diabólica santimonia pondré una relación que me dio della Fray Domingo de Santo Tomás….â€.
“Verdad es que generalmente entre los serranos y yungas el demonio ha introducido este vicio debajo de especie en santidad, y es que cada templo o adoratorio principal tiene un hombre o dos o más, según es el Ãdolo. Los cuales andan vestidos como mujeres desde el tiempo que eran niños… De tal manera que lo que les saque de aquà en que estaba el demonio tan señoreando en esta tierra que, no se contentando con los hacer caer en pecado tan enorme, les hacÃa entender que tal vicio era especie de santidad y religión para tenerlos más sujetosâ€.
Como vemos la homosexualidad en el Estado inca presenta rasgos de religión. El rito homosexual tenÃa mucho de religioso “por eso no era reprensible porque los participantes. Al ejecutarlo, reproducÃan lo que el mito narraba. Por el cumplimiento de la relación homosexual, lo sagrado se manifestabaâ€.
Hay un texto que dice “SucedÃa muy a menudo que un Alaeq que iba al templo a tomar los servicios de un prostituto sagrado terminaba enamorándose de él y celoso de que su amado estuviera en la obligación de servir a otro noble, pagaba al templo por el derecho de exclusividad. Solo el gran Ciequich podÃa comprar a uno de los prostitutos sagrados y llevárselo a su palacioâ€.
Además en el sociedad inca habÃa una homosexualidad secular encubierta que practicaban diversos pueblos, 4particularmente los yungas situados en la costa norte del PacÃfico, que los gobernantes incas reprimieron duramente: “… Tuvo el inga gran rigor en castigar el pecado nefando… Quien cometiere el pecado de sodomÃa, que muera arrastrado y ahorcado, y luego sea quemado con todos sus vestidos y lo mismo si se juntase con alguna bestiaâ€.
La homosexualidad femenina era muy conocida entre los precolombinos. Los incas tenÃan en gran aprecio a las mujeres, que se desenvolvÃan en el trato social como si fueran varones, gozando de muchos privilegios e incluso podÃan participar en combates y se les daba la posibilidad de mantener relaciones promiscuas entre ellas. El lesbianismo estaba idealizado como conducta sexual en los estratos nobiliarios incas.
Hay sociedades matriarcales dentro del mundo inca. como lo podemos comprobar siguiendo a Antonio de Herrera y Tordesillas que nos habla de algunas etnias de mujeres que tenÃan papeles masculinos. Estas estaban situadas en la zona incaica del Amazonas y las describe asà “algunas mujeres dejan los ejercicios de mujeres, imitan a los hombres, se cortan como ellos los cabellos, van a la guerra y a la caza con arco y flechasâ€. Este pueblo son las conocidas como amazonas
Las amazonas se organizan a través de pequeños reinos que se sitúan en los lÃmites del imperio inca y eran gobernadas por una reina que era apoyada por las guerreras. Para conseguir vivir fuera del control masculino, las amazonas vivÃan en fortalezas inexpugnables que se llamaban warmi pucara.
Estos pueblos de amazonas tuvieron fuertes relaciones comerciales con todo el imperio inca y fueron muy respetadas. Hubo una reina amazona llamada Goboimilla que significa “cielo de oroâ€, que pagaba tributo al emperador con ropa tejida.
Los incas utilizaron los términos chanchak marmi, kakcha, warkana o komi para denominarlas como lesbianas.
Además de las amazonas nos encontramos con una zona de Perú donde también se practicaba el matriarcado y eran llamadas capullanas. Si seguimos el relato de Fray Reginaldo Lizárraga cuenta el siguiente relato “A orillas del rÃo Motape hallé un pueblo gobernado por mujeres que eran las capullanas, llamadas asà por los españoles a causa de su vestido que tenÃa a manera de capuces, con que se cubren de la garganta hasta los pies, ciñéndose la cintura con bandas. Estas capullanas que eran las señoras en su infidelidad, se casaban como querÃan porque al no contentarlas el marido lo desechaban y se casaban con otro.
El dÃa de la boda, el marido escogido se sentaba junto a la señora y se hacÃa gran fiesta de borrachera. El desechado se hallaba allÃ, pero arrinconado, sentado en el suelo llorando su desaventura, sin que nadie le diese una sed de agua. Los novios con gran alegrÃa le hacÃan burla al pobreâ€.
Francisco de Toledo manda un informe la Rey de España sobre la situación del Perú y decÃa “Fue la gente de la costa y llanos, a quien llamaba yungas, gentes muy débiles; en la mayor parte de la costa gobernaban y mandaban mujeres a quienes llamaba tallaponas y en otras partes llamaban capullanas. Estas eran muy respetadas, aun que habÃan curacas de mucho respeto. Ellos acudÃan a las chacras y a otros oficios que se ofrecÃa, porque lo de más ordinario se remitÃa a las capullanas o tallaponas; y esta costumbre guardaban en todos los llanos de las costa como por ley y estas capullanas eran mujeres de los curacas que eran las mandonasâ€.
El huanarpo
En la cultura inca debemos destacar la presencia de los huacos con una gran cantidad de cerámica escultórica donde se veÃa las prácticas sexuales más habituales. Se pueden comprobar cómo existÃan relaciones sexuales entre muchachos y estas no tenÃan ningún tipo de implicaciones morales ni jerárquicas como las vemos actualmente. Desde pequeño se enseñaba la experiencia amatoria. Se sabe que existÃan mujeres dedicadas a instruir a los niños en la masturbación o como prolongar la erección.
Todo esto es visto hoy como perversiones o aberraciones, pero para la cultura inca estas prácticas era lo más sano y normal. Lo podemos comprobar cómo los moches presentan ocho formas de hacer el coito y podemos ver en los huacos como se hace la masturbación y las relaciones homosexuales.
Es frecuente ver en los moches la práctica del sexo anal. Se cree que era un método anticonceptivo muy practicado. Hay una cerámica donde se ve a una mujer dando de lactar a su hijo mientras un hombre la penetra analmente, de esta manera se evitarÃa el embarazo, pues hay una regla que dice que durante la lactancia la mujer debe evitar quedar embarazada.
Hay mucha documentación que nos ha llegado de los incas lo que nos permite tener una idea aproximada de su vida y costumbres y todo nos ha llegado a través de la iglesia. Pero debemos saber, que lo que tenemos ha sido previamente seleccionado por ésta y lo que nunca le ha interesado en función de su ideologÃa lo ha eliminado. Veamos algunos ejemplos Julio C Tello en su libro “La Antigüedad de la sÃfilis en Perú†dice “la representación de la cópula de seres humanos con llamas se encuentra con harta frecuenciaâ€, sin embargo actualmente no encontramos nada de ello
¿Qué ha pasado?
Está clarÃsimo, la Iglesia católica que ha sido el guardia de la ortodoxia no puede permitir que determinadas imágenes lleguen a las gentes actuales y se encargaron de destruirlas. Debemos recordar como la gran poetisa griega Safo de Lesbos con una ingente obra poética de amor a las mujeres prácticamente ha desaparecido porque la Iglesia decidió que debÃa desaparecer. Aquà sucede lo mismo con determinados huacos donde se 1daban representaciones de zoofilia, asà como las prácticas de homosexualidad. Esta ortodoxia cristiana ha supuesto una pérdida irreparable del legado cultural de nuestros antepasados.
Lo mismo podemos decir de la iglesia con respecto al matriarcado, que como hemos visto existÃa en zonas incas y la iglesia ha ocultado para imponer el patriarcado con su rigorismo religioso y ético y reducir el papel de la mujer a la más pura sumisión.
En el mundo inca se han utilizado muy frecuentemente afrodisiacos sexuales, su finalidad era aumentar la excitación y el placer sexual. Estos productos eran muy usados tanto por la nobleza como por el sacerdocio inca. Dos son los productos más consumidos: el chotorpo que era una planta macho y sirve para aumentar la resistencia en la fornicación y el guarnapo que tenÃa el efecto contrario. Además, era frecuente el uso de amuletos sexuales.
TodavÃa queda mucho por conocer de este pueblo inca que nos asombra por su liberalidad.
Fuente: Nueva Tribuna