Apurímac 31/01/2025.- En su primera semana en el cargo, el presidente Trump intentó intimidar a gobiernos de todo el mundo para que pusieran fin al flujo de drogas hacia Estados Unidos, aceptaran aviones llenos de migrantes deportados, detuvieran guerras y cedieran territorio a Estados Unidos.
Para todos ellos, desplegó una amenaza común: los países que no cumplieran sus exigencias se enfrentarían a fuertes aranceles sobre los productos que envíen a los consumidores estadounidenses.
Trump lleva mucho tiempo esgrimiendo los aranceles como arma para resolver los problemas comerciales. Pero ahora el presidente los utiliza con frecuencia para obtener beneficios en asuntos que tienen poco que ver con el comercio.
Es una estrategia raramente vista en otros presidentes, y nunca con esta frecuencia. Mientras que en su primer mandato Trump amenazó a gobiernos como el de México con imponer aranceles por cuestiones de inmigración, ahora parece proferir tales amenazas casi a diario, como el domingo, cuando dijo que Colombia se enfrentaría a aranceles después de que su gobierno devolviera aviones que transportaban a migrantes deportados.
“La voluntad retórica de atacar con todo y utilizar todas las herramientas trata de enviar el mensaje a otros países más allá de Colombia de que deben cumplir y encontrar formas de abordar estas preocupaciones fronterizas”, dijo Rachel Ziemba, investigadora adjunta del Center for a New American Security.
La semana pasada, Trump amenazó con imponer un arancel del 25 por ciento a los productos procedentes de Canadá y México y del 10 por ciento a los productos chinos el 1 de febrero, a menos que esos países hicieran más para detener los flujos de drogas y migrantes hacia Estados Unidos. Anteriormente, amenazó con castigar a Dinamarca con aranceles si su gobierno no cedía Groenlandia a Estados Unidos y con imponer gravámenes a Rusia si no ponía fin a su guerra en Ucrania.
El domingo por la tarde, Trump escribió en las redes sociales que impondría aranceles del 25 por ciento a Colombia y los elevaría al 50 por ciento en una semana. A las pocas horas, el presidente colombiano, Gustavo Petro, dijo que devolvería el golpe con sus propios aranceles. Pero el domingo por la noche, la Casa Blanca había emitido un comunicado en el que decía que Petro había aceptado todas sus condiciones, y que Trump mantendría la amenaza de aranceles y sanciones “en reserva”.
Esa rápida resolución puede solo envalentonar aún más el uso que hace Trump de los aranceles para extraer concesiones que no tienen nada que ver con las relaciones comerciales típicas.
Fuente: The New York Times