ApurÃmac.- China promete otra lluvia de millones para el desarrollo de Ãfrica. El presidente chino, Xi Jinping, sugirió este jueves que su paÃs y Ãfrica junten sus poblaciones para convertirse en una “fuerza global poderosaâ€. Es habitual que las cumbres sinoafricanas acumulen declaraciones de amor mutuo y traigan lluvias de dinero. Xi ha prometido este jueves 50.000 millones de dólares en créditos e inversiones para el próximo trienio, corolario del compromiso chino incluso con vientos en contra.
Se llama el Foro de Cooperación China-Ãfrica y en los corrillos diplomáticos se conoce como los juegos olÃmpicos sinoafricanos. Empezó en 2000 con periodicidad trianual y ha alcanzado su cenit en esta edición con representantes de más de una cincuentena de naciones africanas en el Gran Palacio del Pueblo.
Sólo Esuatini (antigua Swazilandia), con lazos con Taiwán, ha roto el pleno. Ahà debaten China y sus invitados de agricultura, industria, seguridad, comercio y de cualquier otro asunto en un clima fraternal y con olÃmpico desprecio de las suspicacias que genera su afinidad en Occidente. Cyril Ramaphosa, presidente de Sudáfrica, agradeció la “solidaridad china†en su intervención matutina.
“Un nuevo capÃtulo de paz, prosperidad y progresoâ€, ha adelantado Xi. Las relaciones, ha juzgado, ya son las “mejores de la historiaâ€, pero el dirigente chino quiere empujarlas al peldaño de “estratégicasâ€. A los previsibles recordatorios del esplendor que le ha procurado China a Ãfrica le han acompañado las alusiones, no menos previsibles, sobre “los grandes sufrimientos†que ha padecido el mundo en desarrollo cuando su progreso estaba en manos de Occidente.
Contexto económico más difÃcil
La cifra de la edición actual generaba expectación. En las ediciones de 2015 y 2018 concedió China 60.000 millones de dólares y en la de 2021 bajó hasta los 30.000 millones de dólares. El viento ya no sopla a favor de las elefantiásicas inversiones: la economÃa china tarda en recuperarse del covid y los beneficiarios no siempre devuelven con prestancia los créditos.
El cuadro aconsejó el reciente viraje de la Nueva Ruta de la Seda, el gran proyecto comercial de Xi, hacia proyectos más quirúrgicos y respetuosos con el medio ambiente. Los 50.000 millones de dólares anunciados sellan el compromiso chino con Ãfrica incluso cuando la incertidumbre aconseja rebajarlo.
A los proyectos sinoafricanos no les faltan crÃticas. Algunas comunidades locales han protestado contra obras que castigan el medioambiente. Es la fórmula china conocida: sacrificarlo en nombre del progreso y arreglarlo cuando llega la abundancia porque no hay asunto más prioritario que erradicar la pobreza.
Los expertos también debaten sobre cuántos proyectos pasan del papel a la realidad y algunos gobiernos han solicitado a PekÃn que no se lleve los minerales en bruto, sino que los refine en el continente para crear puestos de trabajo.
Balanza comercial
Otros reproches son más discutibles. Por ejemplo, esa “trampa de la deuda†que repite Occidente. Es cierto que algunos gobiernos sufren para devolver los préstamos a China, pero también comparten el problema las instituciones financieras globales y bancos multilaterales sin que se les atribuyan intereses espurios.
La inversión china en Ãfrica ya superó a la estadounidense una década atrás y la brecha crece sin bridas. PekÃn es el mayor socio comercial del continente y el volumen alcanzará los 300.000 millones en 2035, según las proyecciones de PekÃn. China recibe casi un cuarto de las exportaciones de Ãfrica y el 16% de las importaciones totales de esta llegan de aquella.
A China y Ãfrica les une el doloroso colonialismo del hombre blanco. La primera es el mayor paÃs en desarrollo y la segunda es el continente con más paÃses en desarrollo. La sintonÃa viene de lejos: China fue la primera en reconocer a los gobiernos de liberación surgidos tras la descolonización y Ãfrica empujó para que PekÃn relevara a Taipei en el asiento chino de la ONU.
Fuente: El Periódico