A 116 días de la declaratoria de emergencia sanitaria por la pandemia del coronavirus en el país, La ciudad de Abancay se ha convertido en el principal foco de contagios del COVID-19 en Apurímac.

Según el reporte situacional de la Diresa Apurímac -aunque se sospecha que la cifra es mayor- en la región se registraron 1.084 casos confirmados para la infección, 17 más que el día anterior.

Abancay capital a la fecha concentra 357 casos confirmados para la infección seguido de la ciudad de Andahuaylas (97 casos), Ocobamba (46 casos), Pichirhua (40 casos), San Jerónimo (38 casos), entre otros más.

Asimismo, el número de decesos se incrementó a 15 fallecidos, sin embargo, esta cifra no coincide con la estadística del Ministerio de Salud que indica 21 fallecidos y que la sitúan como una de las regiones con alta tasa de letalidad 3,48 % en relación al número total de habitantes y comparada con otras regiones del país.

A esta situación de por si preocupante, se suma las denuncias por corrupción y adquisiciones fraudulentas que han sido observadas por el órgano de control y otras que sese encuentran en etapa de investigación por parte de la Fiscalía Anticorrupción de Abancay.

Actualmente, el sector enfrenta la paralización de labores de trabajadores administrativos y servidores de salud exigiendo mejores condiciones laborales, pago de meses de adeudados y rechazo de funcionarios designados por cálculos políticos y no por meritocracia.

Baltazar Lantarón y sus funcionarios aparentan que la expansión del coronavirus la tiene controlada, insistiendo en el éxito de su estrategia comunitaria de contención que según él está dándole resultados positivos.

Sin embargo, lo que no dice es que fueron las mismas comunidades campesinas que cerraron sus accesos e impidieron el ingreso de los retornantes mucho antes que se implemente esta estrategia.