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ANALISÍS ECONÓMICO

Sombrío panorama de la economía mundial en el 2022

Artículo escrito por Alejandro Narváez Liceras, doctor en Ciencias Económicas por la UAM de Madrid y profesor principal de Economía Financiera en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

Sombrío panorama de la economía mundial en el 2022

(Lunes 17/01/2022).- El año 2022 estaba llamado a ser el punto de partida de un mundo post coronavirus, el inicio de la nueva normalidad. Sin embargo, la aparición de nuevas variantes del virus ha hecho trizas los buenos augurios que se tenía para este año.  Tras el fuerte rebote registrado en 2021, la economía mundial ha entrado en un proceso de caída acelerada en medio de la variante ómicron, de una fuerte inflación, la deuda soberana, el desempleo y la desigualdad creciente. Todo ello, ha puesto en peligro la recuperación de las economías emergentes y en desarrollo, principalmente, según los últimos vaticinios de organismos internacionales.

Pronósticos del Banco Mundial

El informe de enero 2022, “Perspectivas económicas mundiales” del Banco Mundial (BM), pronostica que el crecimiento de la economía mundial se desacelerará notablemente, pasando del 5.5 % en 2021 al 4.1 % en 2022 y al 3.2 % en 2023.  

De acuerdo con este informe, la caída global de la economía se explica por la rápida propagación de la variante ómicron cuya profundidad y duración aún no se conoce. Otro factor importante vendría a ser, la marcada desaceleración de las principales economías del mundo (Estados Unidos y China), que pesará sobre la demanda externa en las economías en desarrollo.  

Otras causas no menos importantes serían: la inflación persistente, el caso del Grupo Evergrande de China, los cuellos de botella en las cadenas de suministro internacional, así como el elevado estrés financiera, principalmente en los países emergentes y en desarrollo. 

América Latina y el Caribe (ALC), según el reporte del BM crecerá en promedio apenas un 2.6 % en 2022 y un 2.7 % en 2023, después de un fortísimo rebote de 6.7 % en 2021. Para el Banco, el crecimiento regional iría a peor a medida que se endurezcan la política fiscal y monetaria, y continúen el aumento del desempleo y la precarización del mercado laboral, sumado a ello un entorno externo muy poco favorable.

El nuevo escenario económico por países de ALC, de acuerdo a la entidad financiera, es el siguiente:  El Producto Bruto Interno (PBI) de Argentina en el 2021 tuvo una tasa de crecimiento de 10%, sin embargo, este año cae a sólo 2.6 % y el 2023 a 2.1 %. Mientras que Brasil después de un aceptable 4.9 % en el 2021, se reduce a 1.4 % este año y crece al 2.7 % el próximo periodo. México, por su parte, con 5.7 % en 2021, tendrá una caída en su PBI hasta el 3 % en 2022 y el 2.2 % en 2023.  

Chile, después de un elevado auge de 11.8 % en 2021, tendrá una fuerte caída de 2.2 % en 2022 y un pequeño aumento de 1.8% en 2023, y finalmente, Perú que tuvo una expansión de 13.2% en el 2021 cae bruscamente a sólo 3.2% en 2022 y 3% en 2023. En suma, según el BM, el fuerte repunte observado en estos países en 2021, desafortunadamente, habrían entrado a una pronunciada desaceleración este año y probablemente el próximo. 

El informe del banco señala tres barreras que pueden impedir una recuperación duradera, principalmente, en las economías emergentes y en desarrollo: 1) el aumento de la deuda pública como consecuencia de la crisis del coronavirus, 2) los efectos de los ciclos de auge y caída de los precios de los productos básicos y que la mayoría de ellas dependen en gran medida de la exportación de  sus materias primas, y 3) el impacto negativo del coronavirus en la desigualdad estructural  (ingresos, acceso a la educación, atención de la salud, alimentación. etc). 

La CEPAL reduce sus estimaciones 

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) redujo sus expectativas de crecimiento promedio de la región para 2022, al pasar de un exiguo 2.9 % que pronosticó en su informe de agosto del año pasado, a un alza de apenas 2.1 %.  

En su informe anual “Balance Preliminar de las Economías 2021”, que fue presentado el 12 de enero último, el organismo valoró que el año pasado América Latina y el Caribe (ALC) tuvo, en promedio, un buen crecimiento económico de 6.2%. Sin embargo, para este 2022 ajustó a la baja dicho crecimiento, debido a problemas estructurales como: la baja inversión y productividad, la informalidad laboral, el desempleo, la escasa protección social y de salud, y los altos niveles de desigualdad y pobreza, sumado a ello, la inflación creciente, y la elevada deuda pública en algunos países de la región, como Brasil con una deuda de 90.6% de su PBI, México 59.8%, Argentina 102%, Colombia 66.7% (véase el RI del BCR, diciembre 2021).   

Las estimaciones de la CEPAL para la región son claramente pesimistas. Brasil, la economía más grande de la región, crecerá un exiguo 0.5% este año (2021: 4.7%), mientras tanto, México se expandirá apenas un 2.9% (2021: 5.8%), Argentina tendrá un 2.2% (2021: 9.8%), y Colombia un 3.7% (2021: 9.5%). Los dos países con mayor caída son:  Chile que pasa de un crecimiento de 11.8% en el 2021 a 1.9% este año y Perú de 13.2% en 2021 a 3% en el 2022.  

La nota discordante a estas cifras viene de Venezuela que pasa de -3% en el 2021 a terreno positivo de 3% en 2022 y Haití de -1.3% en 2021 a 1.4% en este ejercicio. Por otra parte, el comportamiento de la economía de ALC, presenta una alta heterogeneidad entre países y subregiones: El Caribe crecerá este año en promedio 6.1% (excluyendo Guyana), América Central se expandirá 4.5%. En cambio, Sudamérica llevará la peor parte de esta crisis con un pésimo 1.4% en promedio. 

De acuerdo con el Informe de la CEPAL, los desafíos que presenta 2022 para ALC, entre ellos, el menor crecimiento económico, el ajuste al alza de las tasas de interés, la devaluación de las monedas locales y el aumento del riesgo país, harán más complejo el manejo de la política fiscal y monetaria. Por ello, se requiere una mirada estratégica del gasto público que vincule demandas de corto plazo con inversiones de largo plazo y que ayude a reducir las enormes brechas sociales existentes.  

Por otro lado, para coadyuvar el financiamiento del gasto público, será necesario combatir la evasión tributaria, la cual como estima la CEPAL asciende a US$ 325,000 millones que equivale al 6.1% del PBI  de la región, perfeccionar el impuesto a la renta de personas naturales y jurídicas, crear impuestos a la economía digital, ambientales, entre otras, y actualizar las normas legales referidas a las regalías por la explotación de recursos no renovables, principalmente, en minería e hidrocarburos.

La inflación acecha la economía mundial

Mención aparte merece la inflación. Desde la crisis financiera del 2008, los bancos centrales (BC) en un intento de estimular la economía, han hecho circular una cantidad brutal de dinero fiat, usando como herramienta la llamada flexibilización cuantitativa (QE, por sus siglas en inglés), y por lo visto se les ha ido de mano. 

El nivel de inflación objetivo era del 2% y vamos por el 7%, mucho más de lo esperado. Alegaban que la inflación era transitoria y recientemente han reconocido que se han equivocado ya que la subida de precios va durar más de lo previsto. La pregunta es: ¿se puede complicar aún más la economía? La respuesta es sí. Rotundamente sí. Ya que se puede producir lo que se llama una espiral inflacionaria destructiva que merme el poder adquisitivo de la gente.

En este escenario, es inminente la subida de las tasas de interés por parte de los grandes bancos centrales y sólo falta conocer cómo reaccionarán los mercados financieros a tales subidas. Una subida de tasas agresiva puede ocasionar fuertes caídas en las bolsas, incluso un crash bursátil y una bajada de dichas tasas tiene un efecto contrario. El antídoto a la inflación es la subida de las tasas, pero esto sólo funciona cuando se suministra a tiempo y en la dosis adecuada. 

Actualmente, la brecha entre la inflación y las tasas de interés de referencia que tienen los bancos centrales se encuentran en máximo históricos. Con inflación de 7% y una tasa efectiva de 0%, la tasa real del mercado es de -7%. Jamás en la historia hubo tasas de interés reales tan negativas como ahora. Históricamente había una correlación entre las tasas de interés y la tasa de inflación. Esto nos da una idea de hasta qué punto los responsables de la política monetaria se la están jugando, pensando que la inflación va a revertir, porque si no hace, la tasa de interés real seguirá siendo más negativa y en algún momento los bancos centrales tendrán que cambiar drásticamente su política monetaria, con las consecuencias que ello implica para la economía mundial. 

El WEF y sus augurios para Perú

En línea con los malos augurios del BM y la CEPAL para este año y el próximo 2023, el 17mo “Informe de Riesgo Global 2022”, del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), revela para el Perú un conjunto de riesgos al que debe enfrentarse durante este año. De ellos, el riesgo que lidera la lista es lo que denominan un “colapso del Estado”, lo cual puede deberse a un conflicto interno, ruptura del estado de derecho, erosión de las instituciones, un golpe militar o inestabilidad regional o global. Esto quiere decir, que las decisiones políticas y las relaciones entre poderes del Estado serán claves para el desarrollo del país y de la economía en este periodo. 

El segundo principal riesgo citado por el WEF es que el Perú mantenga un estancamiento o recesión económica prolongada. Esto equivale a un crecimiento lento o casi nulo que puede durar años.  En tercer lugar, está la crisis del empleo. En 2021, hubo un evidente aumento del desempleo y subempleo, a pesar de haber tenido un espectacular crecimiento del PBI (Véase Informes del INEI, 2021). 

La brecha digital, es el otro gran riesgo al que enfrenta el país, puesto en evidencia por la pandemia y finalmente, el riesgo climático causado por el hombre y la actividad económica ilegal. A todo ello habría que añadir otro riesgo estructural, la corrupción que equivale aproximadamente al 15% del presupuesto público ejecutado cada año.

A modo de conclusión

La variante Ómicron, sumado a ello, la inflación persistente, el aumento de la deuda soberna en algunos países, la creciente desigualdad de ingreso y rentas, y la ralentización de las dos economías más grandes (Estados Unidos y China) serían las causas más importantes que no permitirán que la actividad económica global mantenga el ritmo de crecimiento de 2021. Los países emergentes y en desarrollo serían los más golpeados por los efectos de este nuevo y sombrío escenario económico mundial. 

Los efectos del cambio climático pueden aumentar la inestabilidad de los precios de los productos básicos y las tensiones sociales pueden agudizarse como consecuencia del aumento del desempleo y la desigualdad causado por la pandemia. El mismo BM advierte que sus proyecciones podrían ir a peor, si los gobiernos no toman las medidas urgentes de contención de la crisis y de reactivación económica.

La mayor preocupación que hay en los mercados es con la inflación y sobre todo cómo actúan los bancos centrales para evitar las presiones inflacionistas. Hay posturas distintas al respecto. 

La Reserva Federal Americana (FED) ha cambiado drásticamente su forma de ver las cosas en cuestión de dos meses y medio, mientras que el Banco Central Europeo (BCE), cree que la situación está controlada y la inflación sería transitoria. Hace tres meses la FED decía que no habría subidas de tasas en el 2022 y ahora hablan de cuatro subidas de dichas tasas, retirada rápida del tapering (retirada progresiva de los estímulos monetarios) e incluso la reducción de sus activos en su balance.

Las tasas de interés están estrechamente relacionadas   con nuestras decisiones económicas, los mercados financieros se mueven en una u otra dirección en función a esa variable y es la principal fuerza que determina su curso a corto y mediano plazo. En las principales economías del mundo estas tasas están en torno a 0% o negativas, por tanto, en un escenario de expectativas de inflación al alza, sólo queda dos caminos: siguen igual o suben dichas tasas.  ¿Llego el fin del dinero barato?

Por último, para lograr un crecimiento favorable y sostenido, principalmente, en los países emergentes, se requiere, por un lado, una acción internacional concertada, por ejemplo, en el ámbito de los bloques económicos regionales (Mercosur, Celac, Mcca) y por otro, una nueva generación de políticas públicas audaces, que permita abordar con otra mirada, la política económica y los viejos mitos del déficit y la deuda pública. 

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