Tras una visita al emblemático cerro Quilish, lugar en donde nacen los riachuelos que nutren las subcuencas del río Grande y río Porcón, fuentes principales de agua a la ciudad, Mendoza Frisch, señaló que el pedido y reclamo de la gente de Cajamarca es por el agua, y advirtió del peligro que corren las cabeceras de cuenca por la actividad minera.

No puede ser que el cerro Quilish que asegura el aprovisionamiento del 70% de agua potable para el consumo de Cajamarca este prácticamente concesionada a la actividad minera, cuando debería ser una zona de protección para garantizar que el agua se preserve para el consumo humano y la actividad agrícola, expresó.

Señaló también que se debe realizar un inventario de nuestros recursos hídricos para saber dónde están nuestras fuentes de agua para cuidarlas mejor y gestionar su distribución de manera justa y sostenible. “Asumimos el compromiso de considerar que el agua es un bien común, un bien público, que no debe ser privatizado. El agua es vida, y tenemos que garantizar para todos”, enfatizó.

De igual manera, en la provincia de San Pablo, Mendoza visitó las Lagunas de Alto Perú. Un importante humedal conformado por 284 lagunas y más de 700 cuerpos de agua que alimentan a tres cuencas hidrográficas: Jequetepeque, Mashcón y el Llaucano. Lugar en donde hizo un alto para comprometerse a su protección, señalando que en este lugar no puede haber actividad minera u otra actividad que lo ponga en riesgo.  

“Con Juntos por el Perú nos comprometemos a trabajar de la mano con los gobiernos locales, gobierno regional; de la mano con el pueblo y con las rondas de Cajamarca para cuidar las lagunas de Alto Perú. Porque el agua no se vende, no se depreda ni se contamina, el agua se defiende” señaló.

Finalmente, la candidata presidencial de Juntos por el Perú también se manifestó sobre la actividad minera, planteando una Nueva minería, con un ordenamiento territorial que identifique dónde se puede o no realizar actividad minera. Todo esto se tiene que realizar con la participación de las comunidades y no desde el escritorio de un burócrata de Lima.